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Jueves, 23 Febrero 2017 03:09

En diez meses el destape del candidato presidencial del PRI

En diez meses el destape del candidato presidencial del PRI Escrito Por :   Arturo Rueda

Además de todos sus errores históricos, Peña Nieto podrá graduarse en ineficacia política si se equivoca en la selección de El candidato y los candidatos. Los antecedentes no le ayudan, ya que vaya que se equivocó en 2016 con los abanderados —entre ellos Blanquita— pese a que tenía ahí a Manlio Fabio Beltrones para orientarlo


En la primera quincena de noviembre, en largos, larguísimos diez meses, el PRI llevará a cabo su XXII Asamblea Nacional para celebrar el ritual del destape y conocer el nombre del hombre que cargará sobre sus hombros el fardo de la herencia peñanietista en la contienda del 2018.

 

Para ese momento, se sabrá si el Grupo Atlacomulco fue capaz de retener el Estado de México con uno de sus príncipes, Alfredo del Mazo Maza, o sí de plano la desbandada es tan brutal que, como en la rifa del tigre, nadie querrá una candidatura que nace muerta en los sondeos.

 

No se ve en el horizonte una potencial rebelión de las bases tricolores para arrebatarle al presidente la prerrogativa de la designación del candidato presidencial, aunque una derrota en el Edomex puede desatar la hecatombe.

 

Entonces, además de todos sus errores históricos, Peña Nieto podrá graduarse en ineficacia política si se equivoca en la selección de EL candidato y los candidatos. Los antecedentes no le ayudan, ya que vaya que se equivocó en 2016 con los abanderados —entre ellos Blanquita— pese a que tenía ahí a Manlio Fabio Beltrones para orientarlo.

 

Agotado cualquier margen para equivocarse, Peña Nieto deberá atenerse a la competitividad electoral como única lógica para designar candidatos a diferencia de lo ocurrido en 2016, cuando trató de satisfacer cuotas y apetitos de grupo, privilegiando el amiguismo, lo que a la postre se tradujo en la pérdida de bastiones electorales como Veracruz.

 

Enrique Peña Nieto ganó con el 37 % de la votación en 2012 y dependiendo de cuál encuesta se revise, el potencial electoral del PRI ahora fluctúa entre los 10 y los 15 puntos, apuntando más al tercer lugar de la contienda que al primero. Es decir, en cinco años de desgobierno, el tricolor perdió entre 27 y 22 por ciento de sus simpatías. En otras palabras: son los priistas quienes han abandonado a su partido.

 

Los priistas abandonan al PRI de forma institucional, a la callada. La última desbandada fue provocada por el gasolinazo de enero, creando un círculo perverso en la mente del elector cada vez que se acude a cargar combustible. El incremento promedio de 20 % hoy quiere ser paliado con insulsas rebajas de centavos, con lo que la ira recorre las calles.

 

Pero los viejos lobos del PRI dicen que la historia aún no está escrita, y por más ventaja que se le vea a López Obrador en este momento, todavía hay formas de bajarlo del caballo. En esa lógica se mueve la designación del ex gobernador de Oaxaca, José Murat Casab, así como la creación en el CEN de la secretaría de los estados perdedores que coordinará Diva Gastélum.

 

Nadie, ningún analista, periodista o rumorólogo palaciego se pone de acuerdo con las opciones reales que baraja el presidente para encontrar a su sucesor, así como el método de la designación.

 

Algunos dicen que aunque las encuestas no lo encumbran, el PRI necesita un perfil como el de José Narro Robles, ya que pese a su avanzada edad y cero carisma, nadie le encontrará al secretario de Salud escándalos de corrupción en su clóset ni cadáveres insepultos que le estallen en plena contienda.

 

Otros creen que la ventaja de Osorio Chong en las encuestas es irremontable, pese a su evidente desgaste como secretario de Gobernación que, además, lo haría figura del continuismo. El hidalguense, como candidato presidencial, no tendría forma de desvincularse de las impopulares recetas de Peña Nieto.

 

Sin mucho fundamento, otra minoría piensa que el caballo negro es Eruviel Ávila, quien habría soltado la nominación del Edomex a cambio de la incorporación en la batalla sucesoria previa victoria de Alfredo del Mazo e inmediata incorporación al gabinete. Si esta hipótesis fuera real, Eruviel Ávila apenas dispondría de tres meses para posicionarse como figura nacional, algo que luce poco creíble.

 

Ya en pleno desvarío, otros se apuestan por Luis Videgaray, debido a que si siempre mandó en el sexenio, por qué no lo haría en el final.

 

Tras la celebración de esa XXII Asamblea Nacional y el ritual del destape del tapado, sobrevendrá la designación de los candidatos a gobernadores, que ya tocará definir al ganador de la rifa del Tigre.

 

Para ese 2018, si las cosas siguen así, es probable que Lastiri asegure la nominación porque será el último que apague la luz en el PRI de Puebla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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