Corrían los primeros días de aquel convulso y fatídico año de 1994. El poderoso secretario de Desarrollo Social Luis Donaldo Colosio Murrieta había sido ungido como candidato del PRI a la Presidencia de la República. Aún hoy algunos tratan de minimizar, de menguar la trascendencia de su estatura. Pero el magnicidio calla a todos. Si Colosio hubiera sido el político gris y opaco que algunas plumas pretenden describir, lo habrían controlado sin necesidad de ultimarlo.

Paulatinamente las especulaciones se van diluyendo, se van borrando. Ricardo Anaya Cortés, el feroz pre-candidato presidencial que despedazó a Gustavo Madero, a Margarita Zavala, que doblegó a Miguel Ángel Mancera, en el estado de Puebla es un gatito, un minino casi invisible.

Al cierre de esta entrega las especulaciones no se detienen. Las columnas ‘Templo Mayor’ de Reforma, ‘Trascendido’ de Milenio y ‘Bajo Reserva’ de El Universal aseguran que ya hay un ‘arreglo’ entre Anaya Cortés y Moreno Valle para llevar adelante la candidatura de Martha Erika Alonso Hidalgo. Al menos así se vio el mensaje de Rafael en las redacciones de medios nacionales. Empero, en Puebla las señales aún son muy oscuras e inciertas.

La atmósfera al interior del panismo ya estaba enrarecida. Pero por si fuera poco, en plazo reciente todo se llegó a enturbiar aún más con la resolución dictada por la Comisión Nacional Anticorrupción del PAN que inhabilita a Rafael Micalco por un plazo de tres años.

El tiempo es el mejor aliado de la verdad. Los argumentos pueden ser muchos y variados, pero la realidad de los hechos siempre saldrá a la luz con el paso del tiempo. Empero debe subrayarse que en ocasiones los años también abonan a la creación de mitos y deformidades. En concreto en la Puebla que nos toca presenciar ha surgido el mito de las ‘gubernaturas negociadas’.

La visita que José Antonio Meade Kuribreña hará este sábado 16 de diciembre a Puebla solo es parte del protocolo, de la liturgia y de los ritos del revolucionario. Ahí estarán los líderes y los sectores de un priismo que durante los últimos siete años han permanecido postrados y arrodillados ante el morenovallismo.

Hay que decirlo con toda precisión: el estado de Puebla está en vilo, en una expectación mayúscula y en espera de señales que indiquen cuál es  el futuro del morenovallismo. Hace unos días aquí en esta Cúpula apuntamos de manera textual: El escenario es realmente inédito, insólito. Siempre estuvieron acostumbrados a navegar con el viento a su favor, con el sol de su lado y con todas las velas desplegadas… el morenovallismo siempre cabalgó en caballo de hacienda, hasta el día de hoy.

Esa es su naturaleza: la capacidad de operar al mismo tiempo en distintos niveles, en diferentes ámbitos. Moreno Valle tiene una habilidad mimética, la influencia y capacidad para maniobrar en varias esferas. Durante semanas Rafael insistió, de manera obsesiva, en llevar al Partido Nueva Alianza al ‘Frente Ciudadano’, una maniobra que le habría dado una fuerza predominante, pero la jugada no prosperó. Ayer miércoles 6 de diciembre se anunció que el Panal irá en coalición con el PRI de José Antonio Meade. ¿Quién fue el urdidor? Por supuesto.

Sus expresiones son representativas, sintomáticas. Reflejan el sentir que prevalece dentro de la burbuja morenovallista. Sobre la figura de Javier Lozano Alarcón pueden hacerse toda clase de imputaciones, pero la realidad es que es un personaje auténtico y transparente. Dice lo que piensa, aunque a veces parezca que no piensa lo que dice.

El tema de fondo no es un asunto de partidos políticos; esos órganos hace mucho quedaron rebasados, desbordados por la sociedad. Pero ahora queda de manifiesto que las ideologías partidistas han muerto. La derecha histórica representada por el PAN se alía con la supuesta izquierda del PRD; el octogenario PRI deja atrás todo su legado ideológico y postula a un ciudadano que se dice ‘simpatizante’. Estamos ante la muerte del pensamiento político y el encumbramiento del pragmatismo, donde el fin justifica todos los medios.