La pugna entre Ricardo Anaya Cortés y Rafael Moreno Valle está a punto de desbordarse. Todo indica que en los siguientes días el ex gobernador anunciará el retiro de sus aspiraciones. A su voz se sumará la de Miguel Ángel Mancera.

La realidad es que el proceso interno del ‘Frente Ciudadano por México’ es una comilona de tres: Barrales, Anaya y Dante. Y aunque Moreno Valle una y otra vez pidió ser invitado al convite los anfitriones no le abrieron la puerta. Pidió que le permitieran llevar a una comensal más, llamada Nueva Alianza, pero los dueños de la mesa ni siquiera respondieron.

Hoy queda claro que Anaya Cortés tiene toda la intención de darle a Rafael el mismo trato que le dio a Margarita Zavala: el desdén total, absoluto, completo. El mensaje para la esposa de Felipe Calderón fue el siguiente: ‘Para ti nada, ni candidatura presidencial, ni senaduría, ni diputación, nada’.

El asunto es que Anaya no puede aplicar el mismo desaire a Moreno Valle, so pena de perder el estado de Puebla. Una entidad sería el costo de fractura.

En el peor de los escenarios Ricardo puede quitarle al morenovallismo la candidatura de Puebla. Con la fuerza del Comité Ejecutivo Nacional y con la virtual candidatura presidencial en la mano, Anaya podría vetar a cualquier figura en la carrera por la gubernatura. No solo a la mencionada candidata, sino a cualquiera de sus cuadros.

Tendría los recursos para investir de manera burda y precipitada a alguno de los miembros del grupo ‘Identidad Panista’. Santiago Creel es uno de los alfiles anayistas, por lo que el ungido podría ser Humberto ‘El Tigre’ Aguilar Coronado, el único que tiene padrino nacional.

Pero la realidad es que en Puebla el panismo es una fuerza inexistente, tan intangible como el mismo grupo de panistas rebeldes. En esta entidad la fuerza y la capacidad operativa las tiene el morenovallismo, no el panismo.

El estado solamente puede ser ganado por la estructura del ex gobernador, en contrario sensu, sin esa maquinaria el PAN está destinado a una derrota. Puede perder la elección ante un priismo que se vería envalentonado o ante Morena de Miguel Barbosa Huerta.

La lógica es inapelable, indudable, indiscutible: Rafael preferiría quemar el barco antes de entregarlo.

Si Ricardo Anaya insiste en su postura de excluir al morenovallismo del tablero de la política nacional y aún de la local tendrá que aceptar que el precio sería perder el estado de Puebla. Y en ese momento estaría sacrificando la entidad.

Sí, efectivamente, el grupo de Moreno Valle está ante la mayor de sus crisis. Pero que nadie cometa el error de extenderle un responso. Rafael es un auténtico ‘zoon politikon’, un animal político, salvaje e implacable; que puede moverse en distintas junglas y selvas.

La guerra del morenovallismo por su sobrevivencia apenas comenzará.

Ya lo veremos.

Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.