El morenovallismo ha llegado a una encrucijada en la que cualquier decisión en torno a Eduardo Rivera Pérez va a ser costosa. Con todo cocinado para inhabilitarlo por 12 años, además de imponerle una fuerte multa económica, el CEN del Acción Nacional blindó al ex alcalde al designarlo como delegado en el Estado de México, atando tal designación al resultado electoral de ese estado, así como al futuro de la disputa en Puebla por la candidatura en 2018.
Con ese nombramiento como delegado del CEN en el Edomex, es virtualmente imposible que la Comisión Inspectora proceda a la inhabilitación de Lalo pese a tener probadas todas las irregularidades ocurridas en la cuenta pública 2013, en la que destaca la desaparición mágica de 90 millones de pesos.
¿Por qué ya no pueden hacerlo?
Porque inhabilitar a Eduardo Rivera sería considerado como un ataque directo a la campaña de Josefina Vázquez Mota. ¿Cómo tomarían los medios de comunicación de esa entidad, además de los equipos de campaña del PRI y del PAN, que el enviado nacional del albiazul fuera acusado de ratero y demás linduras durante su periodo como alcalde?
Pues le pegarían con todo a Josefina. Sus rivales dirían que claro, cómo no, así son todos los gobiernos del PAN, y si ya de por sí se encuentra en tercer lugar, terminaría de hundirse, con lo que su derrota sería atribuida a Rafael Moreno Valle.
Por si fuera poco, Rivera Pérez fue nombrado por el CEN panista. ¿Cómo quedaría Ricardo Anaya al darle el cargo a un corrupto de tal calaña? El presidente nacional albiazul se colocaría en un ridículo por darle tremenda responsabilidad al hombre que desapareció 90 millones, enriqueció a su secretario de Administración Iñigo Ocejo y pagó auditorías a firmas fantasma y de puros cuates.
No, no. El morenovallismo tiene que dar marcha atrás, suspender el proyecto. Simple y sencillamente, no puede y hay que esperar a que termine la elección del Estado de México, siempre que pierda Josefina claro.
Pero… parece que no se puede esperar dado el amparo que interpuso Lalo Rivera y que obliga a la Auditoría y a la Comisión Inspectora a acelerar los tiempos jurídicos. Apenas la semana pasada, en este mismo espacio, plantee la duda de qué había llevado al ex alcalde a la interposición de ese amparo para agotar los plazos que, en teoría, le convenía.
Pues nada, que Lalo Rivera, parece que por primera vez, le ganó una jugada al morenovallismo. Es probable que sabía de su nombramiento, o éste ya estaba acordado por Anaya, Josefina Vázquez Mota y Los Calderón. Una jugada cuyo objetivo es preservar la vida política de su alfil en Puebla, impidiendo que se produzca la inhabilitación que lo sacaría fuera del tablero 2018.
Claro que Moreno Valle puede ordenar la inhabilitación para mañana y exponerse a las consecuencias que únicamente agravarían su ya de por sí grave situación, y que lo llevaron este fin de semana a presentarse públicamente con la candidata Josefina y la estructura de Ulises Ramírez para acallar los rumores de traición.
Si no es ahora, tendrá que ser inhabilitado hasta que termine el proceso electoral del Edomex. Todo dependerá del resultado y aunque se ve lejana una victoria de Josefina, es clara la decisión de todos los enemigos de Moreno Valle en la cúpula nacional del PAN: respaldar a Rivera Pérez como la única opción que haga oposición interna a Martha Erika Alonso.
Ahora todo está vinculado al Estado de México: pese a las promesas de amor, lo que más le conviene al ex gobernador poblano es que todos sus enemigos fracasen juntos. Ricardo Anaya, Josefina Vázquez Mota y Eduardo Rivera van en el mismo barco, en la misma dirección y comparten destino. Moreno Valle quiere que sea una hoguera y no el festejo de una gubernatura.
¿Y los Calderón? Expectantes a que Anaya y el poblano se destrocen.