Pepe Toño Meade es el ‘error de noviembre’ de Enrique Peña Nieto. Un mes y medio después de su destape como candidato presidencial se habla más de su incremento de peso que de su remontada en las encuestas. La inclemente rumorología palaciega dice que desde Los Pinos le han impuesto finales de enero como fecha límite para empezar a subir, so pena de ser sustituido por Aurelio Nuño a quien ya se le cocina como candidato con amplios espacios mediáticos en los que ocupa un tono más beligerante contra López Obrador.
Todos los defectos de Meade como candidato disparan las alertas rojas a mes y medio de su destape. El más visible, precisamente, su inexperiencia. Pepe Toño quizá tiene una brillante carrera como burócrata y una buena reputación como técnico, pero el carisma electoral y la comunicación política son otra cosa. Y vaya que se nota.
Carente de una carrera política, sin haber ocupado puestos de elección popular, sin la camaradería nacional de conocer diputados, senadores, gobernadores, Pepe Toño no tiene las conexiones necesarias para erigirse como nuevo Jefe Político del tricolor. Entonces, Peña Nieto sigue conduciendo los hilos políticos, con lo que la estrella emergente no acaba de nacer y su equipo lo tiene deambulando por el país sin orden ni sentido.
Tómese como ejemplo lo que ocurre en Puebla, donde ya no se sabe si la parálisis que sufre el partido es de idiotas o novatos. Antes del parón navideño, Pepe Toño tuvo unas de sus primeras giras como candidato en Puebla y en su visita dejó en claro a los precandidatos a la gubernatura que las decisiones se siguen tomando en Los Pinos, lo que dejó el tufo de que todo se organiza una vez más en beneficio de Moreno Valle.
El cierre de año fue fatídico para los aspirantes a casi todos los cargos una vez que trascendió que ni el PANAL ni el PVEM acompañarán al PRI en las boletas, con lo que el tricolor deberá enfrentar en solitario a la maquinaria morenovallista, pero también a la coalición total de Morena pues López Obrador ‘echó la carne al asador’ con la alianza Morena-PES-PT que buscará Casa Puebla, el Congreso y las 217 alcaldías.
¿Y qué hizo Meade en ese escenario de alta competencia? Apagar máquinas y enviar todo a enero del 2018. El priismo poblano se paralizó. Estefan se fue de vacaciones a su departamento en Miami, Lastiri de plano desapareció y Doger se quedó en Puebla muy disciplinado esperando las señales que no llegaron. En lugar de destapar a alguien –fuera de los plazos legales– y encargarle el armado de las estructuras municipales, distritales, así como la repartición de candidaturas, todo se quedó en suspenso.
Un suspenso, increíble, que continúa a horas de emitirse la convocatoria. Por supuesto que no tiene sentido apagar máquinas en un estado que disputa la gubernatura. Pero en realidad es peor, porque Puebla es una de las entidades quedó fuera de la coalición PRI-PANAL-PVEM para la elección federal. Con esto, los aspirantes a San Lázaro y las fórmulas al Senado también irán en solitario.
El PRI poblano está en una crisis que nadie ve o quiere ver. La segunda hipótesis tendría sentido si todo se tratara –una vez más– de beneficiar al amigo, cómplice y anexas Moreno Valle. Pero ahora el pellejo de todo el PRI está en juego: empezando por Peña Nieto, pasando por Meade y claro, quienes sean candidatos al Congreso federal.
Así que este apagón de máquinas sólo puede interpretarse como un claro ejemplo de negligencia que explica porqué el PRI, bajo la conducción de Meade-Nuño-Ochoa no da una y no sale ni saldrá del tercer lugar en la contienda presidencial.
Pero Peña Nieto sí conoce el riesgo: conforme avance el tiempo y el PRI no sea capaz de rebasar con claridad al Frente, el tricolor se va a desfondar pues la naturaleza de los priistas los hará acercarse al proyecto de López Obrador que a mediados de enero sigue viento en popa rumbo a Los Pinos sin que ninguna campaña negativa lo baje del primerísimo lugar.
Por eso el mexiquense prepara un candidato sustituto en la sombra, Aurelio Nuño, quien ha asumido el protagonismo mediático del golpeteo contra el tabasqueño. Aunque podría interpretarse que busca quitarle a Meade el papel de fajador, lo cierto es que eso se le reclama: su incapacidad para comunicarse y darle esperanza al priismo de que sí se puede remontar. El ex titular de la SEP, en cambio, tira golpes que no pegan en el blanco, pero los tira.
El colmo es que los antes entusiastas promotores de Pepe Toño, como Federico Arreola de SDP Noticias, ahora se dedican a hablar de sus kilos de más antes que de su remontada en las encuestas. Peña Nieto se equivocó en noviembre al elegir candidato: sustituirlo será traumático, pero es peor el tobogán que amenaza la extinción del PRI y la tranquilidad futura del presidente.