La presencia de Yeidckol Polevnsky en la sesión de Consejo Estatal no sirvió para apaciguar las diferencias internas que se viven en Morena entre las bases fundadoras de ese partido en Puebla y los fichajes recién desembarcados que, por biografía o capital político, aspiran a las principales candidaturas en el 2018, especialmente la de gobernador.
El desembarco de Barbosa, Fernando Manzanilla y Alejandro Armenta encontró un rechazo frontal en la sesión de Consejo realizada ayer y que la cúpula de Morena convocó para ir tentando el agua. Los consejeros no sólo censuraron su pretensión, sino incluso la designación directa que López Obrador les hizo a ellos tres —junto con Manuel Bartlett— para atender ocho distritos federales considerados de alto riesgo.
Fueron más de seis horas de discusión en la que, prácticamente, todos los consejeros se quejaron de lo mismo: los recién llegados no pueden tener las candidaturas en detrimento de las bases de Morena en Puebla y sus fundadores. La crónica del reportero Luis Garnica no tiene desperdicio:
“Además descalificaron y cuestionaron que Andrés Manuel López Obrador nombrara a sus cuatro nuevos alfiles como delegados especiales para la conformación de la estructura del partido de cara al próximo proceso electoral en distritos electorales considerados como ‘territorios complicados’, puesto que los consejeros consideraron esto como la antesala a una candidatura para 2018, decisión que reprobaron por el pasado político de los nuevos ahijados del líder nacional del partido.
“Tal fue la inconformidad que prevaleció durante el desarrollo de la sesión del consejo hacia estos personajes, que incluso en varias ocasiones se solicitó reformar los estatutos del partido para evitar que los recién llegados obtengan una candidatura para la próxima elección; exigiendo imponer candados como, tener mínimo un año de militancia para ser candidato a cualquier cargo de elección popular o estar impedido para una candidatura en Morena si antes ya se buscó o se tuvo algún cargo bajo las siglas de otro partido político.
“En diversas intervenciones, los consejeros de Morena en Puebla a la par de criticar los nombramientos de los cuatro delegados especiales, aprovecharon para recriminar el pasado priista de Armenta Mier, así como su paso por el Gobierno del Estado durante el sexenio marinista; mientras que a Barbosa Huerta le criticaron haber impulsado la candidatura del ex mandatario estatal, Rafael Moreno Valle; al igual que a Fernando Manzanilla, quien además de sospechar de su vínculo familiar, cuestionan su paso por la administración morenovallista donde fungió como secretario General de Gobierno.
“Mientras que en contra de Manuel Bartlett destacaron las críticas por su paso por el PRI al asegurar que éste no representa a la izquierda mexicana”.
Hubo dos personajes, sin embargo, que brincaron las críticas: el alcalde José Juan Espinosa y el diputado federal Rodrigo Abdala. El ex niño naranja fue el primer peso pesado que saltó al barco de López Obrador y quizá así adquirió la carta de naturalización. El segundo, al parecer ha mejorado sus relaciones con los integrantes del Consejo Estatal.
Luego de seis horas de discusión, Yeidckol abandonó la sesión después que el Consejo Estatal, pese a sus refunfuños, avaló las designación de los cuatro delegados especiales —Barbosa, Armenta, Manzanilla y Manuel Bartlett—, quienes coordinarán los ocho distritos, además, aprobó el calendario que definirá las postulaciones.
El próximo nueve de septiembre en sesión de Consejo, se definirán las tres propuestas del Consejo Estatal para incluirse en la encuesta, y entre el 21 y 30 de noviembre las dos del Consejo Nacional. A falta de consenso interno, la encuesta se levantaría en la primera quincena de diciembre, fecha en la que se definiría el nombre del candidato a gobernador.
Al final lo advirtió Gabriel Biestro: nadie puede sentirse dueño de Morena y los fundadores van a tener que aceptar e integrar a los recién llegados porque la política de López Obrador es de apertura. Lo dijo el líder del partido, pero el Consejo Estatal es el que decide. Y visto lo visto, se confirma lo que casi todos se temían: la falta de consensos provocará que todo se resuelva en una encuesta hasta la primera quincena de diciembre. No antes, no después.