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Miércoles, 24 Mayo 2017 01:25

La amenaza al Ejército: un baño de fuego si impedían la rapiña

La amenaza al Ejército: un baño de fuego si impedían la rapiña Escrito Por :   Arturo Rueda

‘El Salinas’ y ‘La Negra’, en la región de San Martín, organizan para la madrugada el momento de picar el ducto y extraer la mayor parte del combustible. Pero para la huida han creado un escudo protector: pagan 500 pesos a cada poblador que los acompañe a recolectar el combustible sobrante, con la promesa de comprarles el combustible recolectado


Si las escenas de excesos de la Policía Militar en Palmarito Tochapan recorrieron México y el mundo, también lo hicieron las de la pasividad de soldados y policías estatales en la ‘rapiña’ de combustible ocurrida hace un par de días en la comunidad de San Francisco Tláloc, cuando mujeres y niños, exponiéndose a una explosión, recogieron el combustible derramado por una toma clandestina.

 

Así pasa con la fuerza pública en México: o cae en el exceso, o cae en el defecto, pero difícilmente en la acción eficaz para romper el circuito de la ilegalidad que es el huachicol. O por lo menos ese fue el juicio común de los medios de comunicación.

 

Pero un nuevo dato revelador explica qué ocurrió realmente en San Francisco Tláloc y provocó la pasividad de la Policía Militar y policías estatales: la amenaza del capo local, ‘El Salinas’, de prender fuego a la alberca de combustible si detenían la ‘rapiña’ de diésel.

 

Los testimonios gráficos acompañan la excelente información detonada por el equipo de CAMBIO regionales: Carlos Pérez Marcos, ‘El Salinas’ o ‘El Negro’, es el capo huachicolero que opera con su hermana ‘La Negra’ en la región de San Martín Texmelucan y sus alrededores. Este sujeto fue quien organizó a los pobladores de San Francisco Tláloc para ir a la ‘rapiña’ de combustible mediante un sistema de pago doble.

 

‘El Salinas’ y ‘La Negra’, en la región de San Martín, organizan para la madrugada el momento de picar el ducto y extraer la mayor parte del combustible. Pero para la huida han creado un escudo protector: pagan 500 pesos a cada poblador que los acompañe a recolectar el combustible sobrante, con la promesa, de comprarles el combustible recolectado.

 

Los pobladores, creen, ganan doble: por acompañar a la ‘rapiña’, y luego, porque ‘El Salinas’ o ‘La Negra’ les compran el combustible que recogen del suelo en cubetas y bidones.

 

Pero en realidad no saben el riesgo que corren, ya que para los capos esos pobladores son el escudo de salida, tal y como ‘El Salinas’ amenazó a los elementos de la Policía Militar que llegaron a atender la toma: si trataban de detener o impedir la ‘rapiña’, le prenderían fuego al lago de diésel para provocar un espectáculo dantesco de quemados y llamas.

 

No fue sencilla la decisión, pero la Policía Militar acordó que solamente los pobladores que ya estaban ahí, en la fuga de la toma, podrían tomar el combustible regado a la espera de que Seguridad Física de Pemex llegara a reparar el ducto perforado.

 

‘La rapiña’ duró más de tres horas porque, no podía ser de otra manera, Seguridad Física de Pemex llegó pasadas las 11 de la mañana.

 

Queda claro que los capos del huachicol son cada vez más sofisticados: intrincadas redes de cámaras de seguridad, monitoreo de los ductos desde Pemex, ahora amenazas de atentar contra los pobladores que ingenuamente se prestan a la ‘rapiña’.

 

Cualquier semejanza con Al Qaeda y la guerra de Afganistán es mera coincidencia.

 

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