Ese día jugaban el último partido de la final de La Serie Mundial Los Dodgers de Los Ángeles y los Astros de Houston. Semanas antes y durante la transmisión de los demás juegos de la serie, la prensa deportiva en México y “conocedores” de los deportes ‘gringos’ o sea ‘Toñito’ de Valdés y Enrique Burak nos recordaban cada cinco minutos que el campeonato que ganaron Los Dodgers en 1981 se lo debían a México y a Fernando Valenzuela y por eso Los Dodgers tenían que ser campeones.
Esta clase de comentarios deportivos en voz de estos grandes del periodismo deportivo despertó las esperanzas de mi amigo, así que se le hizo fácil meter sus 300 pesos al casino y decir que Los Dodgers ganarían y que con eso ya le alcanzaba para la renta de su traje para ir a la boda y llevar 100 pesos más para comprar un mantecado, un panqueque y una soda en el camino. Curiosamente yo llevaba 300 pesos que me gastaría en pan de dulce, tacos y algún disco en MixUp así que decidí dejarlos ahí (de todas formas iba a comprar mierda con ese dinero) ese día me ‘chuté’ todo el partido (nunca había visto un partido de beisbol completo) me emocioné en cada carrera como si hubiera metido un gol Alex Aguinaga con el Necaxa en 1997. Los Astros ganaron, gané yo y mi pobre amigo se quedó sin traje y sin panqueques.
¿Han escudado hablar de la suerte de principiante? Por un momento vislumbré mi futuro como Jim Sturgess en ‘21 blackjack’ sólo que en mi caso como campeón de apuestas deportiva, así que la semana siguiente fui al casino a apostar por tres juegos de la NBA, gané dos y perdí uno, la siguiente semana aposté en tres juegos de futbol y sólo gané uno pero con ese partido recuperé lo que perdí y hasta un poco más (por cierto fue un partido de México), la siguiente semana aposté en dos juegos de NBA otra vez y no gané nada aunque mis equipos sí ganaron, los casinos ponen especificaciones para que puedas ganar un juego de NBA y determinan cierta cantidad de puntos, es decir si tu equipo triunfó pero no gana por más de 10 o 4 puntos según lo indique la apuesta pierdes tu ‘lana’.
Los casinos están llenos de personas de la tercera edad que parece que hace 30 años tuvieron mucho dinero y hoy disfrutan de su pensión gastando todo lo que ya trabajaron, algunos se ven más contentos que otros, pero de todas formas esos días que visité el casino pensé ¿qué hijos dejarían que sus papás terminen en un asilo estilo las zonas de juego de azar de Six Flags para personas de la tercera edad?
En los casinos hay señores que gritan y rompen sus papeles de apuestas bien ‘encabronados’ cuando ya perdieron, hay otros que con un golpe de suerte ganan 25 mil pesos en una carrera de perros y hay ‘weyes’ que trabajan para apostar y perder todo creyendo que algún día ganarán 100 mil pesos invirtiendo 100.
En las entradas de todos los casinos hay carteles en los que se les pide a los clientes ser “responsables”, algunos ni lo pelan y les vale madre.
¿Está mal apostar? No lo sé, al final el que tiene la última palabra es usted querido lector, apostar un billete de 200 o de 100 pesos una vez por semana podría ser una inversión si le dedica tiempo a analizar un deporte a sacar estadísticas y estar completamente seguro de que ese dinero no lo va a necesitar para sus gastos personales y lo más importante que se puede dar el lujo de gastarlos sin preocuparle la comida, casa, hijos o servicios médicos ¡PRIMERO LO PRIMERO!
Por cierto el juego de la Premier League de Inglaterra ofrece 800 pesos apostando 100 al Huddersfield contra el Manchester City que sólo ofrece 40 pesos si gana y la casa ofrece 180 en caso de empate. ¡CON UN GOLPE DE SUERTE USTED PODRÍA GANAR 800 PESITOS! Así de tentador es esto. Sólo una cosa más, recuérdenme como cuando Mufasa se le aparece a Simba en el lago y le dice recuerda ¿quién eres? RECUÉRDALO, RECUÉRDALO sólo que en lugar de eso yo les diré ¡PRIMERO LO PRIMERO! ¡PRIMERO LO PRIMERO!