La incertidumbre y la zozobra se han apoderado de muchas familias poblanas y los ojos de México voltean hacia nuestro estado.

Apenas el viernes pasado, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) presentó ante la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, es decir, ante el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), la solicitud de Declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres para Puebla.

Lo que pide la Comisión es poner en marcha en el estado “medidas urgentes de frente al contexto de violencia feminicida” que se ha abatido sobre Puebla.

La CNDH envió un oficio a la Presidenta de INMUJERES “para que las autoridades de dicha entidad cumplan con su responsabilidad de atender la problemática de la violencia feminicida, en el marco de los derechos humanos, y garantizar que todas las mujeres gocen de una vida libre de violencia”.

Y nos dio cifras: las defunciones por homicidio de mujeres en Puebla han aumentado desde 2013, pero las averiguaciones previas iniciadas por feminicidio durante los últimos 3 años han sido pocas.

Agrega que durante 2017 se habrían registrado hasta el mes de septiembre 83 feminicidios. “Un solo feminicidio es alarmante, pero, como lo han registrado los medios, la frecuencia y número de muertes violentas de las mujeres poblanas son motivo para llevar a cabo acciones de emergencia”.

Lo que la CNDH nos informa debe preocuparnos, y mucho. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH) reveló que la violencia que sufren las poblanas por parte de su pareja es superior a la media nacional (44.3%): es decir que 4 de cada 10 mujeres poblanas de 15 años o más han experimentado violencia por parte de su pareja. El 64.3% declaró haber sufrido al menos un incidente de violencia a lo largo de su vida, lo que implica que aproximadamente seis de cada 10 poblanas mayores de 15 años ha sufrido violencia.

Este es un tema urgente. No podemos aspirar a ser un estado de élite, permitiendo que nuestras mujeres sean victimizadas.

La petición de la CNDH debe ser escuchada por las autoridades porque las mujeres en Puebla –y en todo México— merecen vivir una vida libre de violencia.

Pensemos bien el estado que queremos y el Puebla que las mujeres desean, y todos juntos empezar a construirlo.

Ni una más, reza la consigna popular que debemos hacer nuestra.