Saturday, 18 de May de 2024


La pobreza en Puebla. Análisis comparado de Puebla respecto de sí misma y del país




Escrito por  Dr. Guillermo Deloya Cobián
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En la primera entrega de esta serie de reflexiones que buscan colocar al problema de la pobreza en nuestro estado en su justa dimensión, manifestéla gravedad que ha alcanzado la pobreza en Puebla, independientemente de los indicadores que se tomen para medirla y de las cifras de las instituciones nacionales e internacionales encargadas de evaluarla.

Ahora, me permito comparar la situación con la de otras entidades y entre el medio rural y el urbano, y exponer cómo vive la población indígena en territorio poblano. Ello, para tener claridad de cómo se distribuye el problema y de nuestra posición en el país.

 

 

Un análisis comparado de cualquier situación implica contar con datos precisos. Realizo esta interpretación a la luz de la evidencia estadística, los datos de control.

 

 

De acuerdo con el indicador de pobreza extrema establecido por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Puebla es una de las 10 entidades que aglutinan al 74.7 por ciento de los pobres extremos del país; es decir, pobres en rezago educativo, sin acceso a los servicios de salud ni a la seguridad social; con baja calidad de vivienda, sin acceso a servicios básicos y destacadamente sin acceso a una alimentación suficiente.

 

 

En esta clasificación participan Chiapas, con 14.1 por ciento; Veracruz, con 9.7 por ciento; Guerrero, con 9.2, y Puebla con 9.1 por ciento. Significa que poco más de un millón de poblanos se encuentran en pobreza extrema y Puebla es la cuarta entidad con el mayor número de gente en condición de pobreza extrema y que el tema requiere de atención urgente y necesaria.

 

 

Entre 2010 y 2012, Puebla fue el tercer estado que más gente pobre aportó en situación extrema dentro la estadística nacional, con 57 mil pobres más, sólo por debajo de Veracruz y Guerrero, lo cual indica que la estrategia de nuestro gobierno estatal no sólo no fue efectiva, sino que presentó un franco retroceso.

 

 

En el mismo periodo, en el índice de pobreza no extrema tres entidades encabezaron la estadística: el Estado de México, con 616 mil 600 nuevos pobres; Jalisco, con 284 mil 300, y Puebla, con 262 mil 800. Nuestra entidad no sólo generó más pobres en situación extrema, sino que también aportó el tercer mayor número de pobres a nivel nacional.

 

 

Entre 2010 y 2012 hubo estados que disminuyeron la pobreza multidimensional: Tabasco, Zacatecas, Campeche, Oaxaca, Querétaro, Hidalgo y San Luis Potosí. Pero Puebla, no. Una política social del gobierno local debería garantizar, por lo menos, que nuestras comunidades no padecieran hambre.

 

 

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela que de las 6 mil 400 localidades registradas en la entidad, más de 6 mil son pequeñas y se encuentran dispersas, lo cual incrementa la posibilidad de tener altos grados de marginación. A la desigualdad entre lo urbano y lo rural, el INEGI suma que en Puebla 57 por ciento de la población urbana se encuentra en algún grado de pobreza.

 

 

Así que nuestra propia situación geográfica y poblacional nos coloca en riesgo de tener grados de marginación social. La omisión o falta de atención de las autoridades locales por detonar la generación de riqueza en los centros urbanos ha incrementado el problema en dos dimensiones: la pobreza extrema y la pobreza multidimensional.

 

 

Además, Puebla alberga 9 por ciento de la población indígena de nuestro país, cuarto lugar a nivel nacional. Ese sector presenta las más acentuadas condiciones de pobreza, marginación, rezago social y adversas condiciones de acceso al desarrollo humano y al bienestar. En 2012, a nivel nacional, el 72.3 por ciento de la población indígena vivía en pobreza y 30.6 por ciento en condiciones de pobreza extrema.

 

 

Puebla presenta un enorme rezago en atención a sus comunidades indígenas. El INEGI indica que es el segundo lugar a nivel nacional en índices de mortalidad infantil indígena, sólo detrás de Chiapas.

 

 

Para abatir el grave problema de la pobreza se tendría que aceptar que esa situación existe y plantear una estrategia de combate coordinada al interior del gobierno estatal y entre los distintos órdenes de gobierno. Se hace patente la enorme necesidad de dejar de maquillar cifras o de presentar retórica en los discursos para dar paso a una planeación estatal, regional y nacional conjunta que permita eliminar este lacerante problema social.

 

 

 

 

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