Sunday, 05 de May de 2024


DESCONTENTO + REPRESIÓN + MIEDO = GANA EL PRI EN 2015




Escrito por  José Zenteno
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Los acontecimientos de Ayotzinapa, Tlatlaya y demás hechos violentos ocurridos en los últimos meses, han contribuido a enrarecer el ambiente social en México. Si a la violencia se le suma la profunda crisis económica, que no es aparente en las cuentas macroeconómicas pero sí lo es para millones de familias, es lógico imaginar que el ánimo prevaleciente en la sociedad es sumamente negativo.

Muchos pensarían que la crisis desatada por la desaparición y homicidio de los normalistas ocurrido en el municipio de Iguala, Guerrero, jugaría en contra del PRI en las elecciones del próximo año. Nosotros sostenemos que no es así, al menos no en este momento.

 

 

Es indudable que el caso Ayotzinapa desata sentimientos de indignación ¿pero ese sentimiento hará que los mexicanos salgan a votar en contra del PRI? Esta pregunta la hemos tratado de responder mediante estudios cualitativos en varias partes del país, incluyendo Puebla y la Ciudad de México. En las sesiones de grupos de enfoque encontramos que en este momento el efecto Ayotzinapa no parece significar un costo electoral para el PRI en la conformación de la próxima Cámara de Diputados Federal. El efecto más probable es un alto, muy alto abstencionismo que jugará a favor del partido en el poder.

 

 

Hay varios factores que están presentes y de alguna manera anulan el interés por participar en las próximas elecciones federales. El primero es el enorme descrédito de todos los partidos políticos, donde ninguno ofrece una alternativa atractiva, viable, creíble. Otro factor es el desinterés de votar solamente por los diputados, quienes son percibidos como una casta de inútiles, meros parásitos de un sistema político corrupto. El más peligroso de los factores que hemos encontrado es la pérdida de credibilidad en la vía democrática como forma de gobierno, la gente ya no cree que las elecciones sirvan para darle poder a una persona que los represente y gobierne anteponiendo en el bienestar colectivo.

 

 

En algunos grupos sociales hemos encontrado incluso una disposición a perder libertades a cambio de un gobierno autoritario que sea capaz de imponer el orden. Otros ya mencionan que sólo una revolución sería capaz de quitar a la clase política gobernante y se muestran favorables a un movimiento armado. Observamos manifestaciones que en otro tiempo no salían en los estudios cualitativos y que apuntan a una reacción social ante el deterioro de la credibilidad en las instituciones políticas del Estado mexicano. Antes había un culpable visible de los problemas, existía la personificación del mal político, del mal gobierno  (López Portillo, Salinas, Marín, etc.), hoy nadie se escapa, todos los políticos de todos los partidos son percibidos como enemigos de los ciudadanos.

 

 

Por otra parte, es interesante observar cómo ha evolucionado la percepción del presidente de la República, principalmente entre las clases medias urbanas donde se acumula el voto "switcher" o cambiante. Hasta hace unos meses Enrique Peña Nieto carecía de autoridad moral para ser el presidente de México entre estos sectores sociales; se le percibía como un hombre común, ignorante, miedoso, proclive al error. Ahora nadie habla de esos atributos personales, en cambio, se le percibe sostenido por un sistema político fuerte, represor, les provoca miedo. En el imaginario colectivo ha renacido el viejo PRI, ese que conservaba el orden social valiéndose de todos los recursos, legales e ilegales, pacíficos o violentos.

 

 

¿Es bueno o malo el renacimiento del régimen autoritario? Algunos están a favor, sobre todo los segmentos más conservadores y acomodados de la sociedad. Los demás sienten desilusión por las oportunidades perdidas y la incertidumbre hacia el futuro. Salvo por algunos indignados, la sociedad está pasmada ante la violencia y el temor. Los padres de familia temen que sus hijos jóvenes se atrevan a desafiar a este régimen.

 

 

Por estos motivos creo que la sociedad no saldrá a votar en las elecciones intermedias del 2015. El PRI, con sus recursos económicos y la estructura de voto duro, en este momento ganaría los comicios. Es difícil pronosticar cuantos escaños obtendría, aunque sin duda conservaría la mayoría en la Cámara de Diputados.

 

 

Un factor que podría alterar el escenario es la difusión de pruebas que involucren directamente a un funcionario federal de alto rango con la desaparición y homicidio de los normalistas de Ayotzinapa. Es decir, tendría que ocurrir algo que hiciera despertar a la sociedad de su marasmo y miedo paralizante, algo como la indignación en contra de algún enemigo concreto a quien vencer en las urnas. Sin embargo, eso difícilmente va a pasar.

 

 

 

 

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