Dios en el poder


Selene Ríos / Edmundo Velázquez

10/02/2009


CON CHAVALA



 


Procurador, sabe que lo queremos y que la coescritora de este espacio es su fan, pero… ¡Amarre a sus perros!


Ya nos contaron que su jefe de la Judicial se le está saliendo del guacal.


Y no sólo del guacal, sino de la Procuraduría, nomás para hacerle campaña al secretario de Desarrollo Social.


Iú… —Qué gustitos tiene el buen Hugo Isaac Arzola—.


Y que como a niño en programa infantil, lo traen entusiasmado con la catafixia.


Pues se rumora que Javier López Chavala —no Chabelo— le ha prometido un regalote en caso de que el sueño del Proyecto Z se consolide.


Al mero estilo del programa dominguero, el secretario le está catafixiando a su cuate.


Arzola apoyó por el premio que está escondido detrás de alguna de las tres puertas…


—Señor Aguilera, ¿cuál es el premio para nuestro cuate Hugo Isaac?
—Pues todo depende de él, deberá seguir acompañándonos a giras con nuestros cuates de la provincia y hacerle la barba en todo momento, mi querido Chaaaaaaaaaaaavala.

 



Nuestras orejas en el grupo chavalista nos platicaron que en la puerta número uno se esconde la silla del procurador para el siguiente sexenio —o al menos, eso presumen los chavalistas y ya se lo creyó el director de la Judicial—.


Y que por eso, nuestro cuate Arzola anda de queda bien, de come cuando hay, de cae parado con el delfín de Mario Marín rumbo a Casa Puebla.


Que en fines de semana deja a un lado su traje de director de la Policía Judicial y su chaleco antibalas, pa cargar unas despensas y unos programas sociales en pos de Javier López Zavala.


Que ha sido nombrado el tira confeti oficial en dos giras realizadas en el interior del estado.

 



Pero cuidado cuate Arzola, que Chavala te puede esconder en las otras dos puertas: una espantosa equis o una sillita de Muebles Troncoso…

 


¿Qué prefieres cuate, te quedas con la Dirección de la Policía Judicial o la catafixias por la campaña de Chavala?

 



Deuda saldada.


Recibimos una calurosa queja porque la semana pasada que contamos la anécdota de Memo y Temo no había cartón de por medio para comparar a los personajes.


Por eso, Elmer, sacándonos como siempre del apuro, nos hizo su versión de Cuauhtémoc Blanco y Guillermo Deloya, alias “¡Memo, Memo, Memo!”.


Queridos lectores encuentren las similitudes entre ambos personajes, pero no los confundan en espacios radiofónicos.

 

Por cierto, esperamos el monumento en el Centro Histórico o Casa Aguayo.

 



 
 

 

 
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