Es tan crítica la situación que a lo largo de los últimos 25 años nunca se ha podido instalar un grupo de Alcohólicos Anónimos de manera estable. Un día llega un ‘padrino’, abre un grupo, comienzan a llegar personas con ese problema, pero a las dos o tres semanas arman una ‘pachanga’ y todos terminan borrachos, hasta el ‘padrino’.

 

Incluso es normal el alcoholismo infantil; madres que dan a sus hijos cervezas o aguardiente como si fuera un jugo. “Tengo sed”, “tómale de la caguama que está en la mesa”.

 

Hasta en Moscú operan grupos de Alcohólicos Anónimos, pero en Altepexi, Puebla, no han podido ‘cuajar’.

 

Hace unos días dibujamos cómo se fue degradando y descomponiendo el tejido social en los municipios durante el pasado régimen.

 

Los grupos de presidentes municipales delincuentes surgieron a la par de la industria criminal del huachicol y bajo la protección que les dio el morenovallismo.

 

Los alcaldes eran los verdaderos dueños de las bodegas de huachicol que abastecían a particulares, pero sobre todo a las rutas de transporte colectivo en sus regiones.

 

Luego del combustible, vieron abierto el negocio de los asaltos en carreteras y hasta la posibilidad de robar trenes, algo que no sucedía desde tiempos de la Revolución.

 

Un poco más adelante, los ediles fueron invitados a degustar de las ganancias de la venta de estupefacientes. Y a cambio de generosos sobornos, muchos presidentes ‘cerraron los ojos’ cuando sus municipios se inundaron de cocaína, metanfetaminas, pastillas psicotrópicas y cristal.

 

Todo esto ocurrió durante el morenovallismo, al que nunca le importó la inseguridad y la violencia que azotaba a los municipios.

 

Altepexi, que ya tenía un grave problema de alcoholismo, se llenó de ‘tienditas’ que ofrecen todo tipo de estupefacientes a su juventud. 

 

Sin embargo, la situación se desbordó con el actual presidente municipal Pablo Desiderio Miguel, quien siempre ignoró la ‘salvaje’ drogadicción. Incluso en la población circula la versión de que el munícipe y su regidor de Gobernación protegían a los narcomenudistas.

 

El problema es que la situación se puede prolongar otros tres años por las malas decisiones del alcalde electo Miguel Rafael Feliciano, emanado del partido Nueva Alianza.

 

En horas recientes se conoció que Miguel va a nombrar como director de Seguridad Pública municipal a Marco Antonio López Alfaro.

 

¿Quién es este sujeto?

 

Fue uno de los mandos policiacos en el cuatrienio de Ernestina Fernández Méndez, ex alcaldesa de Tehuacán.

 

Bajo el período de López Alfaro proliferaron ‘tienditas’ de narcomenudeo, pero sobre todo se dispararon los robos y asaltos. Los dirigentes de la CTM en Tehuacán refieren que en ese período les robaron 62 taxis, la mayoría en asaltos con violencia.

 

Con López Alfaro la delincuencia se disparó y eso tuvo una reacción oficial.

 

La mañana del jueves 23 de agosto de 2018, la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno de Antonio Gali Fayad tomó el control policiaco de Tehuacán. En medio de un fuerte despliegue de cientos de elementos estatales se instaló el Mando Único Policial.

 

El asunto nada resolvió, porque Tehuacán quedó en manos del junior Jesús Morales Rodríguez y el hampa siguió campeando. 

 

Pero ¿qué hizo el jefe Marco Antonio López Alfaro mientras la Policía Estatal tomaba el mando?

 

Pues se escondió, ya que temía ser detenido. Durante algunos días nadie lo vio, hasta que se apareció para presentar su renuncia.

 

Ese fue uno de los mandos policiacos de Ernestina Fernández y quien ahora está a punto de convertirse en el nuevo encargado del conflictivo municipio de Altepexi.

 

Ojalá esta entrega la lean los titulares de Seguridad Pública estatal, Rogelio López Maya y Omar Álvarez Arronte, y analicen la situación.

 

Altepexi merece otro destino.

 

Como siempre, quedo a sus órdenes.

 

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