La pandemia mundial provocada por el COVID-19 sacó a la luz la identidad de verdaderos héroes, aquellos que siempre habían estado entre nosotros pero nunca los reconocimos, pues no usaron capa sino una bata. Son el Ejército Blanco: doctores, enfermeras, personal médico y paramédicos que se colocaron en la primera línea contra el SARS-CoV-2. En Puebla, muchos de ellos dieron su vida para salvar a cientos de poblanos infectados por el coronavirus.

Y es que no sólo era el doctor, la enfermera, el camillero, el administrativo, sino también eran padres, madres, abuelos, hijos, algunos practicantes, profesores, todos ellos con una vida fuera del hospital y que no volvieron a sus hogares tras contagiarse de coronavirus, muriendo en total soledad por estar aislados; sin embargo, se fueron como todos unos héroes y de ahí viene el término ‘Héroes de Bata Blanca’.

Esta casa editorial tiene documentada la historia de 38 personas que laboraban en el sector salud y que sus historias fueron dadas a conocer por medio de redes sociales; sin embargo, son más de ellos los que decidieron salir de su zona de confort mientras nosotros nos refugiábamos desde nuestros hogares.

A continuación, CAMBIO presenta los casos que marcaron a Puebla, los más sonados y hasta trágicos de los médicos héroes que perdieron la lucha contra el COVID-19:

 

La primera muerte que ocurrió en Puebla debido al virus y que marcó el inicio de cientos de muertes en Puebla por esta enfermedad fue la de José Daniel Ortíz, mejor conocido como ‘Don Dani’, quien era camillero del Hospital Ángeles. Su deceso ocurrió el 29 de marzo y fue porque en dicho nosocomio no contaba con las suficientes medidas para atender esta enfermedad, razón por la cual contrajo el virus y falleció.

Pese a ello, el Hospital Ángeles negó que por no proveer de insumos a su personal haya ocurrido la muerte de ‘Don Dani’, aunque su familia aseguró todo lo contrario.

 

Desde inicios de la pandemia y ante la falta de insumos en los hospitales para atender a personas contagiadas, el doctor José Juan Callejas Esponda, de 44 años de edad, regaló y recorrió todo el municipio de Puebla para entregar en mano caretas; sin embargo, en su labor contrajo el virus y falleció en el mes de agosto, aunque la historia pudo haber sido otra si el IMSS La Margarita lo hubiera atendido cuando solicitó ayuda de esta dependencia.

Su muerte provocó indignación en los poblanos y la noticia llegó a ser de talla nacional, en donde se reprobó que el IMSS le haya negado la atención médica a Callejas Esponda en tres ocasiones.

Otro caso es el del anestesiólogo Lino Chávez Arteaga, médico del IMSS La Margarita quien contaba con más de 40 años de servicio, pues en entrevista su esposa, al borde de las lágrimas, narró que nunca descansó con el fin de ver por los que dependían de sus conocimientos en la medicina, trabajando día y noche en el nosocomio. 

La señora Elizabeth Huey Rivas, viuda de Chávez Arteaga, mencionó que su marido siempre fue un guerrero y que nunca dejó su labor en la medicina a medias, pese a tener una familia con dos hijos, y que, además, también fue un excelente padre para ellos. El doctor Lino falleció el pasado 19 de mayo por contagiarse de coronavirus en cumplimiento de su deber.

 

Con apenas 55 años de edad, falleció el pasado 16 de mayo el camillero Miguel Eucario López, quien además era médico particular y laboraba en el Hospital de Traumatología y Ortopedia de dicha dependencia. Su muerte fue trágica porque estaba internado en el Hospital San José y murió en total soledad, no volvió a ver a su familia, además de que conmocionó a todos los trabajadores de este nosocomio, pues señalaron que siempre se entregó a su pasión, que era atender a los demás aunque su vida estuviera de por medio.

 

Jurado Saldaña no se encontraba en la primera línea de batalla, pero continuaba laborando en medio de la pandemia por el coronavirus en el Hospital de La Margarita dentro del departamento de farmacia, como todos sabemos esta enfermedad es escurridiza, silenciosa, y lamentablemente se infectó. Su muerte ocurrió el 12 de junio y sus mismos compañeros de oficio colocaron un moño negro para honrar su memoria en el área de farmacia.

 

Otra de las historias que conmocionó a Puebla fue la de Gerardo Zenteno Gutiérrez y Esperanza Bravo Ruíz, su historia quedó marcada porque ambos estaban casados, eran médicos y trabajaron en el mismo nosocomio hasta sus últimos días.

La Clínica de Nuestra Señora de los Ángeles en dicha junta auxiliar fue donde laboraron por más de 30 años; sin embargo, el amor que le tenían a sus pacientes prevaleció pese a la pandemia, pues Gerardo era ginecobstetra y Esperanza pediatra. No quisieron dejarlos desamparados, pero en medio de su labor contrajeron la enfermedad y fallecieron por el virus sólo con 15 días de diferencia.

 

En el hospital del Issstep una de las tantas bajas se registraron fue de la ginecobstetra Monserrat Nava, quien tenía menos de 50 años de edad, pues contrajo el virus en cumplimiento de su deber, su muerte causó tristeza en todo el nosocomio porque sus compañeros aseguraron que era una especialista dedicada, entregada, humilde y con un gran carisma.

Sus colegas rindieron un homenaje en su honor y su despedida fue con profunda tristeza, pues al fallecer por coronavirus su féretro fue cubierto de plástico para que la enfermedad no representara algún riesgo para sus familiares que asistieron a su funeral, siendo la única forma que la pudieron tener cerca.

 

De igual forma, murió contagiado del virus Yabel Varillas, quien laboró como operador de ambulancias en el IMSS de Tehuacán el 30 de julio tras vivir todo un calvario, pues su salud se vio mermada a principios de dicho mes y hasta sus familiares solicitaron vía redes sociales plaquetas para su recuperación, sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano y terminó perdiendo la batalla contra el virus.

Yabel estaba a punto de celebrar su cumpleaños número 40 en el mes de agosto y no pudo tener una pequeña reunión en casa junto con su esposa y su pequeña, pues tampoco las volvió a ver debido a la pandemia con el fin de no ponerlas en riesgo.

 

Antonio Romero Hernández, mejor conocido como ‘Toñito’, entregó su vida para salvar a sus pacientes en medio de la pandemia por el coronavirus, resistiendo hasta el mes de julio, que fue cuando contrajo la enfermedad, misma que terminó con su vida el 2 de agosto del año en curso. Su muerte dejó un gran vacío para el personal de La Margarita, pues aseguraron que era un gran elemento.

 

Con apenas 38 años de edad, el virus le arrebató la vida al doctor Francisco Jonathan Cruz Velasco el pasado 23 de septiembre, pues fue en dicho nosocomio que contrajo el virus en cumplimiento de su deber, y que además causó indignación por parte de sus compañeros, quienes enviaron por redes sociales un mensaje a la población para que continuara acatando las medidas sanitarias y por este medio dejar de seguir expandiendo al virus.

 

A pesar de luchar por su vida durante un mes, ocurrió el deceso de la pediatra Elisa Jiménez Otamendi, quien con 64 años de edad murió como toda una heroína, ya que a pesar de ser parte del grupo vulnerable de personas para adquirir el virus, no quiso irse a descansar a su domicilio para seguir atendiendo a sus pequeños pacientes del Hospital General del Norte de Puebla.

Y así fue, la doctora Jiménez Otamendi continuó desde el mes de marzo hasta noviembre atendiendo en dicho nosocomio para no dejar desamparados a sus niños, que llegaban, a buscarla para poder recetarles medicamento y mejorar su salud. Pese a ello, la pediatra contrajo el virus alrededor del 30 de noviembre y falleció este 9 de diciembre.

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