Que se cuide Luis Miguel Barbosa y todo su grupo político. Alejandro Armenta va por ellos. Sin piedad.

 

Ya se quitó la máscara. Detrás del locuaz personaje sólo hay locuacidad y ambición desmedida por el poder. No se le olvida que en 2019 perdió la candidatura y va por la revancha. Se siente fuerte para desafiar al gobernador.

 

 

Y si llega al cargo en 2024, se va a cobrar todas las afrentas que viven en su cabeza, que son muchas. El que avisa no traiciona.

 

¡Fuera máscaras! Armenta fingió docilidad durante el último año y medio. Ganó tiempo, pero la designación de Fredy Erazo como magistrado electoral por un periodo de 7 años le sirvió para quitarse la máscara de lindo gatito. 

 

Su ambición de poder es más grande que cualquier otra cosa: ni siquiera es ambición, sino obsesión. No va a perdonar a quien se le ponga enfrente, así se llame Luis Miguel Barbosa Huerta.

 

El ex priista ganó ayer en el Senado al conseguir que su abogado personal, que comparte con criminales como El Grillo, fuera designado por 72 votos. Ganó pero perdió, pues a lo largo del tiempo se convertirá en una derrota: no sólo desafió al gobernador al postular al abogado que fue grabado planeado abiertamente su muerte.

 

A Armenta sólo le falta gritarlo: no le importa en absoluto la opinión del gobernador. Si asume esa postura cuando está en la plenitud del poder, ¿qué hará con Barbosa cuando ya no tenga poder?

 

Lo impuso ahí pese a la negativa pública y privada. El último llamado de Barbosa a la civilidad lo hizo ayer en su mañanera, pues sabía que el dictamen de la Junta de Coordinación Política incluía el nombre de Erazo para someterlo a votación del pleno.

 

En la mañanera de ayer, sin personalizar y tampoco ponerle nombre a los senadores por Puebla, el gobernador hizo un llamado a elegir con criterio al nuevo magistrado del TEEP, para designar a un perfil sin intereses políticos y oscuros.

 

Las palabras del gobernador elevaron el costo político, pero fue un llamado a misa. Nadie acudió.

 

Antes de ese último llamando, había enviado el mensaje a Ricardo Monreal de que ejercía su derecho de veto. No le importó al coordinador de los senadores de Morena. De todos modos sacó adelante su nombramiento.

 

Monreal y Armenta casi se quedaron cortos, pues con 108 senadores presentes, necesitaban 72 votos para lograr las dos terceras partes. Erazo sólo sacó 73. Fue el aspirante a magistrado con mayor número de votos en contra.

 

Erazo se va a incorporar al TEEP a menos que el TEPJF tumbe el proceso de designación por no respetar la paridad de género. Seguramente alguno de los aspirantes perdedores impugnará, pero se ve difícil que prospere un juicio contra el acuerdo de la Junta de Coordinación en el Senado.

 

Consumatum est: minutos después de la votación, puso los nombres y apellidos que no había querido pronunciar en su conferencia mañanera. Alejandro Armenta está detrás del nombramiento.

 

La ganancia de Armenta -un magistrado electoral de primera instancia a los que las salas del TEPJF siempre les revocan sus fallos- parece poca frente al hecho político de enfrentarse al gobernador del estado y sumarse abiertamente a sus enemigos.

 

O, realmente, revelarse como el peor de sus enemigos. El que va por él y lo desafía en la cima de su poder.

 

Ahora, pues a esperar las consecuencias de esta maniobra locuaz del locuaz Armenta.