Jueves, 16 de Mayo del 2024
Martes, 01 Diciembre 2020 02:40

Amigo Rafa, nos volveremos a ver en un karaoke

Amigo Rafa, nos volveremos a ver en un karaoke Escrito Por :   Arturo Rueda

La muerte de Don Rafa no es una cifra más, sino un hecho doloroso para su esposa Olivia, para sus hijos y nietos, sino para todo Puebla. Siempre me pareció raro que un hombre tan exitoso, con tanto dinero, no sufriera la envidia levítica que nos caracteriza


 

Aunque es un lugar común que la muerte beatifica y a todos los vuelve santos, conozco a pocos seres humanos que se despidan en medio de un aplauso unánime. Un privilegio para casi nadie que se ganó, merecidamente, Don Rafa Moreno Valle Sánchez.

El contador luchó con bravura durante casi un mes, pero el COVID lo derrotó como está derrotando a millones de seres humanos en el mundo. La enfermedad, la pandemia, que tanto daño económico está provocando y tanta consternación causa entre millones de familias, ahora le pegó directo al corazón de Puebla.

La muerte de Don Rafa no es una cifra más, sino un hecho doloroso para su esposa Olivia, para sus hijos y nietos, sino para todo Puebla. Siempre me pareció raro que un hombre tan exitoso, con tanto dinero, no sufriera la envidia levítica que nos caracteriza.

Si Don Rafa tuvo enemigos o maledicentes, yo nunca me enteré, como tampoco que nadie hablara mal de él, de episodios turbios en sus negocios o las maledicencias tradicionales que les encanta repetir en ciertos círculos sociales.

Y vaya que el contador recorrió todos esos círculos: desde alumno destacado del CENHCH, estudiante universitario de la entonces UAP, profesor y director de la facultad de Contaduría, formó a generaciones de contadores que todos -lo distinguían de forma unánime- con un respetuoso “maestro”. Un ascenso que culminó administrado La Vista en sociedad con Marcos Salame.

Conformó el Colegio de Contadores Públicos, del que se convirtió en una especie de decano informal por el respeto que generaba en el gremio. Lo mismo resolvía entuertos que ofrecía gestiones de todo tipo, siempre con una sonrisa en lo que él llamaba “la aventura de vivir”.

El deporte de Puebla le debe mucho, pues logró grandes avances asociado a otro Don, Enrique Montero Ponce.

En el fútbol lograron el ascenso del Puebla a Primera División a finales de los setenta.

Con los años dejó el equipo porque está probado que en el negocio del futbol los millonarios se vuelven ricos, como le pasó a Paco Bernat.

También incursionó, con un entusiasmo que nunca entendí, en el beisbol profesional con los Pericos de Puebla. No lo entendí porque nunca me gustó ese deporte.

Gracias a sus gestiones logró mudar al equipo a Hermanos Serdán, y aunque estuvo cerca dos veces, nunca pudo coronarse campeón de la Liga Mexicana de Beisbol.

Amigo de la familia, trabé relación con él hace unos años, y sin que fuéramos íntimos, siempre tuvo los detalles de su personalidad arrolladora y entusiasta.

Creo que lo conocí en un karaoke, a donde le gustaba acudir con Olivia. Encantador, bebedor social, disfrutaba junto a su esposa sin excederse. En esa época en que nos conocimos tuvo su etapa más difícil, pues sus querencias estaban con Mario Marín pese a que su sobrino, Rafael Moreno Valle Rosas, había ganado la gubernatura.

El enfriamiento duró algunos años, pero al final se agotó el invierno del descontento. Nadie podía durar mucho enojado con alguien como Don Rafa.

Seguramente hay cientos de poblanos con anécdotas vividas, receptores de sus gestos de generosidad, de sus consejos profesionales.

Algo se quiebra cuando un poblano se ese calibre se va por culpa del COVID.

Entiendo y abrazo el dolor de Olivia, de sus hijos y nietos. La pérdida es para todos.

Buen viaje Don Rafa.

Algún día nos volveremos a ver en un karaoke, cantaremos nuestra canciones y nos volveremos a abrazar.

Gracias por todo.

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