Se acerca el 1ro de junio, menos de una semana para la fecha anhelada.
El día en que saldrá el sol de nuevo.
El día que florecerán las plantas.
El día que las flores perfumarán el aire.
El primer día de la nueva normalidad.
La fecha cambiará, esperaremos unos días más o semanas quizá, tal vez para algunos no cambiará nada, pero el impacto social es enorme.
Puede convertirse en el día de parto de una sociedad dispar, distinta, enojada, cansada y con hambre.
La realidad que se ha ido construyendo verá la luz en el mes de junio.
Cientos de miles de jóvenes entenderán que esta pandemia marcará a su generación para siempre.
Los recién egresados se enfrentarán con un desempleo masivo, con empresas cerradas, negocios en quiebra y delincuencia desbordada.
¿Cómo le decimos a la juventud que se ponga a trabajar?
¿En dónde?
Incluso los comerciantes informales están limitados, sin recursos.
Los problemas sociales por los que se ha luchado por años se maximizan, avanzan, se multiplican y poco podemos hacer para frenarlos.
El menos mencionado y el más dañino es el resentimiento social. Una lucha de clases sin tregua. La clase baja culpa a la clase alta de la falta de empleo, del poco dinero circulante y por si fuera poco de una enfermedad que azotó al mundo.
La clase alta no voltea, no se aflige, los tacha de flojos e ignorantes.
¿Quién tiene la razón?
Nadie... o tal vez todos.
Pocos municipios están listos para hacerle frente a la nueva normalidad.
¿Será normal la pobreza?
¿Será normal la violencia?
De nuevo la juventud es la más perjudicada. No existen institutos de la juventud o estancias municipales a donde puedan acercarse. No hay quien les dé opciones, quien los oriente o al menos los informe.
Lo que saben, lo que sienten, lo que creen y hasta lo que quieren viene de las redes sociales, de artículos de opinión, de fake news y de una mente joven que tiene meses en cautiverio.
Por el bien de las comunidades, primero los jóvenes. Ese debería ser el nuevo lema.
La juventud es la innovadora, la de ideas frescas, la fuerza de trabajo, el futuro cultural y social.
También la juventud es quien más propensa esta a delinquir, quienes roban, asaltan y en un mal día matan.
Habrá que esperar la estrategia del Gobierno del Estado. Buscar a la juventud en ella.
Tendremos que luchar para lograr que en los municipios exista al menos un lugar al cual acercarse y preguntar, informarse, pedir ayuda y retomar el camino.
El primer empleo se está convirtiendo en el primer desempleo y no existe una guía para ser joven en tiempos de COVID-19.