El consejero electoral Juan Pablo Mirón Thomé, con voz de ‘mirrey’, ‘ojo pizpireto’ y ‘sonrisa seductora’, nos confiesa que su lugar favorito es el Centro Histórico. “Es lo máximo, la comida, poder caminar, es padrísimo. Yo creo que la gente al llegar al Centro Histórico se libera, se convierte en otro tipo de persona”.
Antes, en las capsulas en video que difunde el IEE con el nombre ‘Eleccionario’, el mismo consejero dice que el proceso electoral “es una fiesta” y que es importante que los ciudadanos sepan que pueden participar de esa fiesta “pero preparándola”. Que estén junto a las autoridades electorales para que sepan que las cosas “se hacen bien” pero no hay “nada raro” como “hay mitos que no son ciertos” (sic).
De cuál es su mayor aprendizaje como consejero electoral, el ex secretario de Luis Maldonado dice que es “aceptar diferentes puntos de vista, aceptar que existen más cosas de las que yo pienso, o que no solamente lo que yo pienso o yo creo que es una realidad, creo que es muy importante escuchar los puntos de vista de todos mis compañeros, de los ciudadanos, de los partidos”.
Menos mal que este impresentable sujeto no llegó a consejero presidente del IEE, pero es la prueba viviente del fracaso de la reforma político-electoral que, en teoría, desvinculó a los OPLES locales de los poderes Ejecutivos para dotarlos, también supuestamente, de mayor autonomía.
Y aunque las designaciones de los consejeros se realizaron desde nivel nacional en el INE y no por el Congreso local, eso no impidió al morenovallismo adueñarse otra vez del órgano. Salvo los consejeros Luz Alejandra Martínez Jaramillo y José Luis Martínez, el resto de los designados vive en la complicidad y la banalidad del poder, incluido Jacinto Herrera, el consejero presidente.
¿O cómo puede explicarse que este sujeto, Mirón Thomé, prefiera hablar del Centro Histórico como su lugar favorito, de que el proceso electoral es una “fiesta” pero los ciudadanos sólo pueden participar “preparándola, o que su mayor lección como consejero es “aceptar diferentes puntos de vista, aceptar que existen más cosas de las que yo pienso”?
¿De verdad esos son los temas que importan al IEE y sus consejeros? ¿Para eso gastan recursos públicos que no inciden en una mayor participación electoral o el fortalecimiento democrático? ¿De dónde salieron estos subnormales?
No sólo se trata de que a estos consejeros que hacen mayoría una y otra vez el Tribunal Electoral les corrigiera la plana en la elección de 2016, sino que se trata del blindaje a los intereses del morenovallismo que, por el momento, están movilizados en impedir la realización de debates libres entre los candidatos a la gubernatura.
¿A poco los consejeros del IEE sólo quieren un único debate oficial entre los candidatos a la gubernatura, aferrándose a la interpretación más legalista del Código? ¿Por qué a nivel nacional el INE ya aceptó la realización de tres debates, eligió las sedes, fechas, e incluso los temas que se verán obligados a tratar los aspirantes a Los Pinos?
¿Qué pasa con Puebla? ¿No merecemos los poblanos un debate específico en materia de seguridad pública, otro en materia de pobreza y otro de infraestructura y desarrollo económico? ¿Acaso somos subdesarrollados? ¿Somos más pendejos?
Los poblanos no, pero consejeros como este Mirón Thomé son subdesarrollados políticos que no están a la altura de lo que requiere la democracia de Puebla. ¿Hasta dónde llegará su abyección?
Los únicos dos consejeros que valen la pena de este IEE, Luz Alejandra y José Luis Martínez, desde ahora deben apretar en el Consejo General para exigir la realización de tres debates, igual que ocurrirá a nivel nacional. No hay pretexto porque se trata de algo aprobado por el INE para mejorar la calidad de nuestra democracia.
Por supuesto, Jacinto Herrera, Flor de Té, Claudia Barbosa, el impresentable Mirón harán lo necesario para defender a Martha Erika y no exponerla a más de un debate. Se van a equivocar porque lo que se necesita es fortalecerla, y esconderla no la ayuda. Si es la mejor, como muchos poblanos piensan que lo es, lo mejor es derrotar a Barbosa y a Doger a ojos de todos. Y para que no queden dudas, que sea en tres debates.
A ‘chingarle’ mis consejeros electorales, porque foros y auditorios sobran para esos tres debates.