La gira de López Obrador por Puebla que incluyó cinco días de embestidas al proyecto de llevar al poder a Martha Erika Alonso, así como durísimas críticas al ex gobernador ha generado un desconcierto absoluto en el war room de Moreno Valle por las implicaciones presentes y futuras de esa embestida. Las implicaciones presentes tienen que ver con el resultado electoral inmediato en la batalla por la gubernatura. Pero las implicaciones futuras tienen presagios funestos: si como candidato así trata López Obrador a Moreno Valle, cómo lo tratará cuando sea presidente.
Algo falló en la operación de acercamiento al proyecto presidencial del tabasqueño. La primera vía, sabemos ya despreciada fue la de Ángel Trauwitz, tal como lo relaté ayer en este espacio.
La segunda vía de acceso era Elba Esther Gordillo a través de Fernando González y René Fujiwara, integrados de lleno al lopezobradorismo para lograr su vendetta contra Peña Nieto por encarcelarla. ¿La Maestra no lo negoció en su paquete de apoyo al tabasqueño o fue Andrés Manuel quien rechazó a Moreno Valle? Y una pregunta más inquietante para el ex gobernador: ¿por qué López Obrador recoge todo el cascajo que le llega, incluso a sus ex enemigos de 2006, pero no lo acepta a él?
No hay respuestas y todo son hipótesis. Aquí van dos por lo menos que cuentan en el círculo morenovallista.
La primera es que el poblano ha sido obstáculo en sus dos proyectos presidenciales previos. En 2006 Moreno Valle fue candidato al Senado y le sumó votos a Felipe Calderón Hinojosa. Quizá de forma colateral fue parte de la mafia que se robó la Presidencia. En 2012 su intervención fue más clara, ya que como gobernador se la jugó por completo con Peña Nieto y ayudó a reducir el margen de su victoria en Puebla.
Sin embargo, esta hipótesis no luce suficiente pues a Morena ya se incorporaron Gabriela Cuevas –operó el desafuero–, Elba Esther Gordillo –ayudó a Calderón a robarse la Presidencia–, Germán Martínez –el principal operador jurídico y político del ex presidente, además de amigo personal– y pronto lo hará Manuel Espino –presidente del CEN panista en 2006 y luego expulsado por órdenes de Calderón.
La otra hipótesis se mueve en esa zona indefinible de la lealtad humana.
La ojeriza de López Obrador contra Moreno Valle proviene del agravio cometido a César Yáñez, operador de medios, confidente, amigo y uno de los pocos que no lo abandonaron en las horas más aciagas de sus derrotas. Ese agravio fue el encarcelamiento de su pareja sentimental Dulce María Silva, a quien se quiso hacer pasar como parte del esquema defraudador de los Tiro Moranchel, lo que detonó un encarcelamiento de más de un año, el congelamiento de un terreno con mucho valor frente a la Estrella de Puebla y un resentimiento natural de los cercanos a Yáñez que atestiguaron su impotencia, así como su viacrucis por sacarla de prisión o relajar las medidas draconianas que le impusieron.
Dulce María Silva abandonó la prisión a finales de mayo del 2017, pero el proceso penal continúa, por lo que el terreno en litis sigue congelado. Lo económico, como sea. ¿Pero la cárcel? Eso no es algo que se olvide fácil. César Yáñez, durante los 14 meses que su pareja duró en prisión, peregrinó tocando puertas sin usar el nombre de López Obrador. Pero el morenovallismo se cebó en la desgracia del operador del tabasqueño, cerrándolas una y otra vez hasta que la intervención de Gali resolvió el dilema.
Nadie sabe por qué fue encarcelada Dulce María Silva. Según Carrancá, en la investigación contra los Tiro Moranchel se ubicó el terreno y a ella como compradora en una operación simulada. Los rumores palaciegos dicen, sin embargo que poderosos morenovallistas querían apropiarse del terreno a la mala pues le ofrecieron liberarla a cambio de ceder la propiedad, así como unos cuantos millones que no se acercaban al valor comercial. Estilo ávilacamachista pues: te compro a ti o a tu viuda.
Pues se equivocaron. Agraviaron al personaje más cercano a López Obrador además de sus hijos y Beatriz Gutiérrez Müller. Y si esto fuera poco, ayer la candidata Alonso arremetió sin ton ni son a la esposa del tabasqueño pobreteándola así como a su familia. ¿Se trata de dinamitar todos los puentes o cómo? ¿Enfrentarse a lo wey con el próximo presidente?
El miedo de Moreno Valle es evidente: que aun ganando la gubernatura de Puebla y con todo y senaduría plurinominal, nadie aguanta una persecución ordenada desde Presidencia de la República. Si López Obrador gana, quién detendría una eventual persecución como parte de la mafia en el poder. Así de simple. Si nadie metió las manos por Elba Esther, quién las metería por él. ¿Anaya? ¿La gobernadora Alonso? ¿El gobernador Barbosa?
El problema del morenovallismo es que cada día le da más argumentos al tabasqueño. Las miles de llamadas telefónicas con el tema de los rusos. La embestida de Martha contra el propio López Obrador y luego contra su esposa. ¿Se trata de ver el mundo arder?