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Viernes, 02 Febrero 2018 03:38

La falta de asco es requisito en la política: AMLO y sus ex enemigos

La falta de asco es requisito en la política: AMLO y sus ex enemigos Escrito Por :   Arturo Rueda

Este neopragmatismo, dicen algunos, es señal de que López Obrador cambió para bien y abandonó el sectarismo que lo hizo perder en 2006. Para otros, se trata de movimientos tácticos necesarios para asegurar la victoria. Adhesión tras adhesión, sin embargo, los demás nos quedamos boquiabiertos porque la falta de asco es requisito para ingresar a la política. Eso, o Morena ya es una vil agencia de colocaciones


No podemos negarlo. Estamos boquiabiertos. Estupefactos. El neopragmatismo de López Obrador es tan, tan amplio que en su movimiento caben incluso los que fueron sus enemigos y cómplices del robo de la Presidencia de la República en 2006. Sí: el círculo que rodeó a Felipe Calderón en la elección de ese año ahora acuerpa al tabasqueño, no se sabe si por una fe conversa o por el presagio de lo que puede ser una avasallante victoria.

 

Todo comenzó con la senadora Gabriela Cuevas, una de las que impulsaron el desafuero cuando el tabasqueño era jefe de Gobierno en CDMX. Luego los personeros de Elba Esther Gordillo, su yerno Fernando González y el nieto René Fujiwara. En 2006 la maestra operó para que los gobernadores del PRI apoyaran a Calderón, tras el desfonde de Roberto Madrazo. En recompensa, recibió múltiples prebendas como una subsecretaría de la SEP y el ISSSTE.

 

Pero el mazazo brutal llegó esa semana de mano de Germán Martínez, el ex presidente nacional del PAN y calderonista de cepa: en una colaboración en el diario Reforma reveló que fue invitado por López Obrador para integrar la terna a la Fiscalía General de la Nación. La calidad de los argumentos del abogado es irrebatible, y hasta los más ‘pejefóbicos’ han sido seducidos por el carnal de Felipe.

 

Escribió: “La labor política exitosa genera confianza y toca las puertas primordialmente a indecisos o rivales, Andrés Manuel lo hizo conmigo; conversamos con su hijo y otros personajes, mi sensación de esas pláticas es de franqueza y ‘ganas de ganar’…“Quizá soy ingenuo después de nueve años fuera de la tarea política (en 2009 renuncié a la presidencia del PAN, y no he vuelto a ocupar cargos públicos). No percibí dobleces ni simulaciones, a cada pregunta volvía una respuesta amable, puntual, razonable. Recuerdo de mi primera entrevista: –“¿Por qué me invitan a mí?”, –“Porque queremos gobernar… no dividir al país”.

 

La convocatoria moral de López Obrador contra la corrupción es irrebatible. ¿El miedo a su Presidencia no es el pánico a perder privilegios para cosechar dinero al amparo del poder?...Se cuestiona “¿Me (nos) puede engañar? La respuesta sin duda es sí. Por eso debemos cuidar el sistema de límites, división y rendición de cuentas en el ejercicio de todos los poderes. Ojo. Si Andrés Manuel gana, tendría menos poder que Vicente Fox, del que fui su abogado y siento vergüenza haberlo llevado a la silla presidencial. Es incomparable el enorme sentido de la historia de México que tiene el tabasqueño, frente a la ‘asnería’ del que sacó (y metió) al PRI de Los Pinos”.

 

El éxodo hacia Morena de los calderonistas, ahora a nivel local, alcanza otro tono con el desembarco de Violeta Lagunes para lograr la candidatura por la presidencia municipal que la suerte reservó para el género femenino. Sí, la diputada federal que en 2006 defendió la tribuna de San Lázaro a ‘cocacolazos’ para que Felipe Calderón, “El Espurio” pudiera tomar protesta, ante la falta de cuadros propios, puede ganar la encuesta para la que se registrará hoy como propuesta del PES.

 

No es prurito ni mojigatería. ¿Pero Violeta Lagunes? ¿Después de ella quién sigue? ¿Felipe Calderón, Margarita? Manuel Espino ya lo elogió y su movimiento se va a sumar a Morena.

 

Lagunes es conocida por sus exabruptos, hijos del despecho. El morenovallismo la expulsó del grupo a unos días de ganar la gubernatura. Nunca se supo por qué, pero a gritos destemplados Martha Erika le prohibió subir al templete de la victoria en el Estadio Cuauhtémoc en el cierre de la campaña de 2010. Aunque se le consideraba como posible procuradora, su expulsión fue definitiva y nunca más se le tomó en cuenta para posición alguna.

 

El despecho que la llevó a la fobia es justificado. Entre 2006 y 2010 nadie fue más morenovallista que Violeta Lagunes. Su exilio fue injusto y la travesía al desierto dificilísima que la llevó de un lugar a otro para acumular rencor. Ahora, si gana la encuesta, tendrá la oportunidad de atizar el fuego contra el morenovallismo.

 

Este neopragmatismo, dicen algunos, es señal de que López Obrador cambió para bien y abandonó el sectarismo que lo hizo perder en 2006. Para otros, se trata de movimientos tácticos necesarios para asegurar la victoria. Adhesión tras adhesión, sin embargo, los demás nos quedamos boquiabiertos porque la falta de asco es requisito para ingresar a la política. Eso, o Morena ya es una vil agencia de colocaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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