Apenas al inicio de la semana tres de campaña, el candidato de Morena a la gubernatura comienza a verse agobiado por las revelaciones de su patrimonio cuantificable, pero no explicable. En ese sentido, Luis Miguel Barbosa comienza a parecerse a Blanca Alcalá, la abanderada del tricolor en 2016 que quedó vapuleada, con el prestigio destruido y sin Casa Puebla.
Blanca, que en el papel lucía como la mejor candidata del tricolor, fue asediada con información incontrovertible de su bonanza patrimonial que inició en 2008 cuando llegó a la alcaldía de Puebla capital. En el asedio, o no pudo o no quiso justificar de forma creíble su súbito despegue monetario que incluía inmobiliarias, gasolineras y hasta una #CasaBlanca que le regaló uno de sus contratistas favoritos.
La semana pasada Barbosa hizo la comparación a sugerencia de su periodista favorito que la plasmó así en su columna: ¿aguantará la campaña negra o terminará como Blanca Alcalá? Invocó, quizá sin quererlo, la misma fatalidad.
En términos puramente militares, el objetivo del asedio es la progresiva desmoralización de las fuerzas del enemigo. Alargar el sufrimiento, las penurias, a la vez que se incrementan los temores de un desenlace fatal, y si se tiene suerte, una ruptura interna de los enemigos entre dos bandos, unos que quieren resistir heroicamente hasta el final y otros que quieren negociar para sobrevivir.
El asedio sobre Blanca fue perfecto, pues semana a semana una nueva revelación patrimonial sacudía la campaña. Los escándalos se fueron acumulando y conforme avanzaban las semanas de campaña eran un fardo imposible de desmentir. Primero fue su edificio de departamentos en La Noria. Luego la gasolinera que se regaló en su periodo como alcaldesa. Le siguió el conjunto de casas en Cuautlancingo para terminar con su Casa Blanca en el fraccionamiento La Misión. Fue una larga agonía de ocho semanas para concluir que Blanca no era tan blanca.
Mientras el teatro de las operaciones aéreas se desplegaba, las fuerzas de tierra tricolor asistían atónitos a las revelaciones del enriquecimiento de la candidata que les decía que el CEN y Presidencia no enviaban recursos. Algunos, muchos, por ejemplo el clan de los Valencia en Venustiano Carranza, se cansaron del doble discurso de austeridad por un lado y riqueza por el otro, y prefirieron abandonar la nave.
Literalmente, Blanca fue desmadejada y su prestigio aplastado en una operación perfecta que ni siquiera requirió el despliegue de bombas especiales —audios— o terminar de exhibir los expedientes de enriquecimiento inexplicable. Alcalá perdió Casa Puebla y el prestigio que construyó por años.
La estrategia del asedio sobre Barbosa comenzó a desplegarse hace apenas una semana y la operación ha sido eficiente. El candidato de Morena se ve golpeado y sin esquina en la que refugiarse, pues el imaginario absurdo de que Doger sería su aliado le salió caro. Fue una suposición costosa.
Disminuido físicamente de por sí por su enfermedad crónica-degenerativa de diabetes, así como por la amputación de un pie, Barbosa luce agotado en la tercera semana de campaña, cuando el camino de las revelaciones sobre su patrimonio apenas parece haber comenzado. Lo peor, claramente, está por venir y falta por ver si tiene armas de contraataque.
Todo indica que el baño de mierda que va a caer sobre Barbosa será peor que el de Blanca. Hay más material porque, si cabe decirlo, fue más atacado en su súbito enriquecimiento. Hace una semana dijo el senador con licencia que no lloraría todos los días como le pasó a la candidata del PRI en 2016 porque él disfrutaba con todo esto. Pero ya se sabe que más rápido cae un hablador que un cojo. Literal.
El Universal lo cachó con las ‘manos en la masa’ al ocultar cuatro propiedades que no declaró en su 3de3. Destaca, sobretodo, 3 terrenos en el exclusivo residencial Vista Verde Country Club de Tehuacán que suman 2 mil metros, lo que confirma la adicción a los lujos. Estos terrenos están a nombre de su esposa, quien no tiene ingresos propios. Por tanto, se compraron con dinero de Barbosa. ¿Por qué no los reportó?
En fin. En sólo una semana ya tiene tres temas qué aclarar. Sus viajes pagados con tarjeta American Exprés Platinum por 1 millón 600 mil pesos. La casa que adquirió al ex presidente de la Madrid con dos supuestos créditos, de los que sólo aparece uno. La discrepancia en lo que ganó como senador y lo que gastó entre 2013 y 2017. Ahora, los nuevos 4 inmuebles. ¿De dónde salieron 25 millones?
Lo dicho: Barbosa se parece cada vez más a Blanca. Tiene una gran cuesta arriba cuando antes el aire de López Obrador lo elevaba sencillo.