Con fama de hábil polemista a lo largo de su carrera, Enrique Doger no ha decepcionado y se convirtió en el protagonista del primer tramo de la campaña, a la que puso ‘sal y pimienta’ con las revelaciones patrimoniales del candidato de Morena. Lo que le falta a Meade le sobra al ex rector que inició la cacería sobre el segundo lugar en las encuestas sin tregua ni pausa para después convertirse en el retador de Martha Erika Alonso.
Este giro de la campaña tomó por sorpresa al senador con licencia, quien de alguna forma se imaginó en un dúo dinámico con el priista para golpear al morenovallismo y su proyecto reeleccionista. Pero los puños de Doger lo sorprendieron, lo tomaron mal parado y sin estrategia reactiva, no tuvo otra justificación que atribuirlo a un acuerdo con Moreno Valle.
O sea, que el ex rector se había vendido e incluso conocía los términos del acuerdo económico, así como lugar de la reunión y hasta qué había comido.
Pero ayer, en su alocada conferencia de prensa en la que mostró su rostro más intolerante, Barbosa cometió dos errores. Primero se retractó de conocer la supuesta conversación que había mantenido el ex gobernador y Doger en Centro Mayor. “No sé de qué hablaron”, dijo cuando un día atrás afirmó conocer hasta la supuesta cantidad de un arreglo económico.
El segundo error que cometió Barbosa fue referirse a la vida privada del candidato tricolor, que por muy escabrosa o mito genial que sea, es algo que sólo concierne a él. La referencia a concubinas es, de entrada, vulgar. La pelea es por patrimonio, no por las familias. Se trata de una línea que, cuando se rebasa, afecta a todos porque rompe códigos que hasta los criminales respetan. Con la familia no. Pero ahora, con la familia sí. La línea la cruzó el senador con licencia.
Ahora, por puro orgullo, Doger no dejará de darle ‘sopa de nudillos’ a Barbosa. El callejón de los madrazos va a durar las siguientes seis semanas. Y por lo que se ve, el candidato tricolor trae parque suficiente. Se puso a hacer la tarea de recopilar información.
En este lance, con ese error estratégico, Barbosa es el único que pierde pues elevará su conocimiento ante los poblanos, pero de forma negativa, lo que ampliará la brecha del voto diferenciado respecto de AMLO. Aquellos que dudaban en darle su voto al tabasqueño pero no al senador con licencia ahora tienen razones de peso: Barbosa no es como López Obrador. No es austero ni honesto.
En el callejón de los chingadazos, por lo menos en los últimos 15 años, Doger ha resultado ganador. Es su mejor estrategia para dotarle de oxígeno a una campaña tricolor alicaída por todos lados. Meade luce desinflado, igual que Lastiri, y qué puede decirse de Deloya en el cuarto lugar de la carrera por la alcaldía.
Sólo Doger sostiene la nave tricolor sin que se hunda, pero su carrera es por alcanzar en primera instancia al segundo lugar. Que se hable de él, y vaya que lo ha logrado, pues el patrimonio de Barbosa es tema de conversación en todas las mesas.
¿Ganaba más concentrando su fuego en Martha Erika Alonso? Por supuesto que no, ya que lo único que lograría es fortalecer al senador con licencia, y luego éste sería inalcanzable gracias al turbo que le da López Obrador. La mejor estrategia fue impregnar a Barbosa de un tufo de corrupción, lujos y hacerlo la antítesis de AMLO. Un tufo que ya no se podrá quitar.
Si Barbosa no es como AMLO, si no es austero ni honesto, si se abre la brecha del voto diferenciado, entonces puede Doger entrar en la carrera. Hasta ahora tuvo éxito, pues logró atraer todos lo reflectores, aunque indirectamente le quitó problemas a Martha Erika Alonso que avanza en su campaña sin cuestionamientos. Pero el primer problema del priista era presentarse como un candidato vivo. Como diría Galileo: y sin embargo, Doger se mueve.
Enfrentar a Alonso Hidalgo, después, ya será otro problema.