Cerca de culminar la primera semana de campaña, ni el equipo de Blanca Alcalá ni la misma candidata han aportado elementos que modifiquen la tendencia en favor del morenovallismo palpable en cuatro encuestas publicadas al arranque de la semana. Las expectativas de triunfo del PRI no aparecen por ningún lado, ya que ni Jorge Estefan ni Alejandro Armenta presentaron algún sondeo que por lo menos sitúe a la priista en condiciones de empate técnico, ya no se diga en ventaja. La imagen pixeleada de un sondeo ilegible, pero que en realidad pertenece a una encuesta de Buendia&Laredo de febrero, es su única arma para vender la idea de un arranque en “empate técnico”.

Si el dúo dinámico Estefan-Armenta no logró presentar ninguna encuesta, es porque no la tiene. No hay estudio ni casa encuestadora que quiera arriesgar su mucho o poco prestigio en una falsedad absoluta, una vez que Alcalá se encuentra dos dígitos por debajo de Gali. Al final, el problema no es el tamaño de la ventaja, sino que cada vez hay menos tiempo para remontar, y el nivel de juego del equipo tampoco da muchas esperanzas.

El arranque de campaña sólo sirvió para que Alcalá se enredara más. El cumplimiento de la iniciativa 3de3, que debió ser un momento glorioso y un claro contraste con el abanderado del PAN, se convirtió en una nueva fuente de dolores de cabeza por la impericia de su equipo para presentar la información.

La declaración patrimonial de la senadora con licencia abrió un nuevo expediente: la #GasolineraBlanca, un presunto tráfico de influencias, ya que la estación de la que es socia en un 25 por ciento fue avalada por el Cabildo municipal en diciembre de 2010, cuando Alcalá todavía era presidenta municipal. ¿Esa participación accionaria fue un moche de agradecimiento por recibir el permiso?

Además de la #GasolineraBlanca, su 3de3 abrió otro flanco que no estaba en el imaginario colectivo: el pago de los 291 pesos de impuestos en cuatro años que defendió, recurriendo el mejor de los cantinflismos.

La candidata desperdició su “3de3”, pero también la presentación de su plataforma de gobierno, además de la presencia de su dirigente nacional. A nivel mediático, ninguna propuesta trascendió por su especial valía, y en cambio, Beltrones se llevó la nota al señalar públicamente a Melquiades Morales como responsable de la “unidad tricolor”. El ex gobernador abandonó intempestivamente la presentación de la plataforma para no ser entrevistado por la prensa, pero le robó la nota a la senadora con licencia.

Mención aparte merece la comunicación visual de la candidata. La fotografía oficial de la candidata fue retirada el mismo domingo de inicio de campaña ante el alud de críticas por la cantidad de Photoshop aplicado que la hacen irreconocible. Lo malo es que, precisamente por oficial, se encuentra en toda la propaganda pese a que la candidata aborrece esa fotografía que, en su momento, nadie del war room se atrevió a censurar.

Sin encuestas y nulo impacto de su plataforma de gobierno, eclipsada lo mismo por Beltrones que por Melquiades y Jorge Estefan, Blanca Alcalá es una figura irrelevante y secundaria de su propia campaña. Y luego del zape que le lanzó el gobernador Moreno Valle en la entrevista con CAMBIO —habría que recordar la deuda que ella heredó en su gobierno municipal— se acabaron los señalamientos a la #PueblaHipotecada y los PPS, debilitando más su de por sí debilitado discurso.

A la desesperada, sus patrocinadores lanzaron la bola de humo contra los Gali desde SDP Noticias, aunque como lo comentamos anticipadamente, ningún medio serio lo retomó, ni aún los más Rafafóbicos, dada la debilidad de la propia información. Al final, Arreola y su portal hicieron el ridículo.

El war room anda en busca de aquello que en futbol americano se llama el Hail Mary Pass: una jugada desesperada en la que el quarterback lanza el balón en largo a la zona de anotación, esperando que por puro milagro alguien de su equipo la capture. Una jugada de alto riesgo y nula esperanza de éxito. Por eso, ayer Armenta sumó otro de sus conocidos shows al apersonarse afuera del despacho de Eukid Castañón, esperando una agresión de la seguridad privada del panista, mientras su equipo grababa todo.

En el war room de Blanca ya empezaron a usar las opciones desesperadas. O les pega alguna o definitivamente se hunden.