Con la firma del pacto de unidad entre los aspirantes tricolores a la minigubernatura, que mañana se traducirá en el destape formal de Blanca Alcalá mediante un boletín -como es la costumbre del CEN de Manlio Fabio Beltrones-, comenzará al mismo tiempo la disputa por la candidatura a la gubernatura del 2018, y por supuesto, uno de los dos lugares en la fórmula al Senado. Esa es, precisamente, la medalla en que Mario Marín había puesto sus ojos, para lo que impulsó en primera instancia a Alberto Jiménez Merino, y como second best a Enrique Doger. Con cualquiera de ellos la negociación era que en caso de ganar la minigubernatura recibiría como premio la candidatura al Senado, para así poder regresar a la escalera nacional de la política.
Ahora, con Blanca Alcalá como candidata, sabe que eso será muy difícil, pues en caso de llegar a gobernadora, impulsará tres cartas entre las que no se cuenta al ex gobernador. Por efecto, Jorge Estefan Chidiac; por equipo político, Víctor Giorgana, y por compromiso, Juan Carlos Lastiri. De hecho, los tres jugarán por la gubernatura del 2018, aunque ninguno partirá con ventaja.
Y es que sacando a Blanca Alcalá de las encuestas, Enrique Doger arrancará como el puntero rumbo al 2018. Esa es la principal razón por la que el ex alcalde decidió sumarse a Alcalá, cumplirle a su amigo Beltrones y evitar una ruptura que habría sido igual de traumática que la del 2010. Aparecer en público con Blanca tomando café en el Royalti es un acto de comunicación política cuya traducción es: sigo en el PRI y cuando Blanca gane, seré el nuevo puntero por la anhelada gubernatura del 2018.
Otra cuestión será si Blanca pierde, ya que incluso siendo derrotada, dependiendo del tamaño de la derrota y los golpes que se lleve, perfectamente puede repetir en 2018, aunque para entonces ya habrá otras condiciones políticas y quienes hoy le abrieron el paso seguramente se lo cerrarán. La derrota sólo le traerá incertidumbre.
Pero si todo sale como el presidente Peña Nieto y Beltrones tienen planeado, Blanca ganará, gobernará veinte meses y entonces Doger será el nuevo puntero. Llegará la final nuevamente, pues sólo debe mantener su ventaja por un lapso de veinte meses, mismo tiempo del que dispondrán sus competidores inmediatos como Estefan, Giorgana y Lastiri para alcanzarlo y quizá rebasarlo.
Antes de llegar a Doger también tendrán que rebasar a Alejandro Armenta, ubicado actualmente tercero en el ranking tricolor y que tras el destape de Blanca ascenderá al segundo puesto. El diputado federal por Tepeaca tiene prácticamente dos años para consolidar su posicionamiento, de tal forma que puede alcanzar la candidatura al gobierno estatal, y si la pierde, quedarse con uno de los lugares en la fórmula al Senado.
Insisto: de cumplirse las expectativas de victoria de la ex presidente municipal, el nuevo juego reiniciará con una quinteta que buscará ocupar los primeros espacios del 2018. Juan Carlos Lastiri, Víctor Giorgana, Jorge Estefan, Alejandro Armenta y Enrique Doger. Por fuera de ellos, Mario Marín querrá colarse con una candidatura al Senado, dependiendo del candidato presidencial del PRI.
Pero si Blanca pierda, regresa al juego y peleará la candidatura que ya le han prometido desde hoy. Como no puede reelegirse, no podrá pelear por uno de los boletos al Senado, así que si no le refrendan la confianza para abanderar al PRI lo más probable es que sea candidata plurinominal a la Cámara de Diputados.
En ese escenario del 2018 no debe olvidarse que por primera vez aplicará la reelección. Los senadores podrán jugar por otro periodo de seis años, los diputados federales hasta por cuatro periodos de tres años, así como los diputados locales. Los alcaldes sólo podrán presentarse por otro periodo de tres años.
Con este tablero y esas reglas inicia un nuevo ciclo político. Que Blanca Alcalá gane o pierda el 5 de junio lo modifica poco.