Imposible no sospechar de una mano negra en las dos diferentes varas que ha mostrado la justicia electoral de México para intervenir en el conflicto interno por la candidatura presidencial en el PAN. Mientras los magistrados del Tribunal Electoral Federal han avalado la promoción de Ricardo Anaya mediante la apropiación de los spots de su partido, la Comisión de Quejas frenó en seco el activismo del gobernador poblano ordenando a la revista Líderes bajar la publicidad estática, y dos días después, ordenando también quitar el pautado en radio. Las autoridades electorales, con su disparidad de criterios, han desbalanceado totalmente el panorama de la contienda panista.
En efecto: mientras el dirigente nacional podrá seguir creciendo en conocimiento e intención de voto, el gobernador poblano poco a poco se irá rezagando si no es capaz de revertir la medida cautelar de la Comisión de Quejas del INE. Esta persecución se agravó cuando la misma comisión amplió su resolución a una tutela efectiva, lo que impedirá darle la vuelta a través de otra publicación, spots o mensajes.
Lo peor podría estar por venir, ya que solamente se trata de una medida cautelar que después derivará en una investigación formal para conocer cómo se financia esa estrategia de promoción. Es decir, la revista Líderes Mexicanos deberá justificar cómo contrató los cientos o miles de espacios en todo el país, y cómo fue que se pagaron. La investigación puede ser larga y tortuosa, además que si derivara en que se trata de un acto anticipado de campaña, esto dejaría fuera a Moreno Valle no sólo de la papeleta a la presidencia, sino hasta del Senado.
Al mismo tiempo, en una de sus últimas resoluciones antes de culminar su periodo, los magistrados electorales de la sala central del TEPJF avalaron el uso patrimonialista que Ricardo Anaya dio a los spots del partido y solo ordenaron al INE que “supervise que los líderes de los partidos no abusen”, esto es sinónimo de nada. Muy estrictos con el gobernador poblano, muy laxos con el queretano. Dos varas diferentes para medir el mismo hecho: ambos quieren lo mismo. Y a uno le han dado permiso y al otro no.
Aquí se cruzan los efectos de ambas resoluciones: mientras Anaya seguirá creciendo en conocimiento e intención de voto, Moreno Valle fue frenado en seco, por lo que si ya se encontraban en tercer lugar de la campaña poco podrá avanzar en los siguientes meses si no puede promocionarse de forma agresiva. ¿Cómo revertir este inmovilismo al que pretende someterlo el INE?
Porque además, en teoría, no es él el autor de la campaña de promoción, sino la revista Líderes Mexicanos, como antes lo fueron la revista Central o el portal Notinetas. No puede litigar en primera persona, ni siquiera embestir mediáticamente.
Además, el INE tiene como prueba del reconocimiento de su aspiración presidencial el programa de Carlos Loret de Mola en el que, a contrasentido de su estrategia original de continuar fingiendo demencia, Moreno Valle destapó su aspiración presidencial. En cambio, Anaya es un aspirante de facto y mediáticamente marear la perdiz con eso de que se encuentra concentrado en los retos del PAN en 2017. Y por si fuera poco, el uso de los spots del partido ha sido bendecido por el TEPJF. El queretano, de momento, no tiene obstáculos.
Rumores no confirmados señalan que detrás de la persecución del INE a la promoción morenovallista se encuentra nada más y nada menos que el dirigente nacional del PAN, ya que el cambio de criterio se hizo evidente y el consejero Marco Antonio Baños, en visita a Puebla, afirmó que no había nada ilegal en la publicidad de la Revista Líderes.
Anaya habría dado el segundo golpe a fin de someter al morenovallismo. El primero fue hacer rodar la cabeza de Eukid, el segundo que el INE frenara en seco la promoción del gobernador poblano.
¿Cómo revertir este escenario tan complicado?