Otro cisma silencioso sacude al PRI poblano en las últimas semanas, un pleito que comenzó a cocinarse en agosto y que a finales de septiembre ha terminado por explotar: diputados federales vs delegados del gobierno federal. Un pleito que comenzó cuando los primeros quisieron erigirse como “jefes políticos” de los funcionarios federales para apropiarse de los programas y acciones del Gobierno de la República, supuestamente, en beneficio del tricolor.
La ofensiva de los diputados federales está comandada por Estefan Chidiac, Carlos Barragán, Alejandro Armenta y Lorenzo Rivera Sosa, quienes públicamente le reclamaron al presidente Peña Nieto que los delegados no les dejan meter mano en programas sociales y padrones de beneficiarios, y ni siquiera los invitan a los actos que se realizan en sus distritos. “No nos dejan hacer gestiones para nuestros simpatizantes”, reclamaron casi con los ojos vidriosos por el llanto.
Lo que Estefan, Barrangán, Armenta y Lorenzo Rivera piden es notoriamente ilegal, además de inconstitucional. Ilegal porque los delegados federales no pueden torcer los programas sociales ni los padrones de beneficiarios para favorecer a los simpatizantes de su partido por más que quieran hacerlo, ya que en caso de cacharlos los espera si no la cárcel, por lo menos el despido.
Inconstitucional, por si fuera poco, porque los diputados federales son miembros del Poder Legislativo y los delegados federales son del Ejecutivo. ¿Cómo van a meter mano, por más que quieran hacer “gestiones”, si son parte de diferentes poderes?
Si los Estefan y compañía no fueran tan ignorantes, una somera lectura de la Carta Magna les revelaría que, en ninguna parte, aparece como parte de sus facultades la “gestoría” de obras públicas o programas sociales. Los diputados, ya se sabe, legislan, y si no les gusta lo que hace el Ejecutivo, lo pueden denunciar en la más alta tribuna de la Nación. Pero hasta ahí.
Resultado de ese pleito expresado en público, Osorio Chong ordenó una reunión entre los delegados federales y los diputados del tricolor, encuentro que se llevó a cabo el viernes de la semana con resultados funestos para los Estefan y compañía.
¿Por qué?
Porque a los aceleres de los diputados federales, expresados por Estefan Chidiac en esa reunión mediada por Juan Salgado Brito, fueron parados en seco por Juan Manuel Vega Rayet. El delegado de Sedesol le recordó a Estefan que estaban en viernes, en día y horario laborable, por lo que si quería platicar de cómo ayudar a los simpatizantes del PRI, debería esperarse a una asamblea del tricolor.
Es lógico y evidente: para los delegados federales, hablar de apoyos al PRI en día y horario laborable, era cometer un delito federal. Y no cayeron en la trampa.
De fondo, Estefan, Barragán y compañía les querían tender una trampa a los delegados: grabarlos hablando del PRI, filtrar el audio a sus medios afines, solicitar su destitución para colocar a alguno de sus incondicionales. Elemental, casi de primaria.
No fue el único parón en seco que le puso Vega Rayet a Estefan: le recordó que si los diputados del PRI eran invitados a los eventos de entrega de beneficios, también tendría que requerir a los diputados federales…!del PAN! ¿Cómo iban a invitar a unos sí y a otros no?
Tristemente para los intereses de Estefan y compañía, los delegados no dieron su brazo a torcer: no van a rendir informes, no los consideran sus superiores y mucho menos van a cometer algún tipo de delito electoral, según declara este día a CAMBIO el delegado de Sedesol.
Tras el frenón de Vega Rayet, Estefan enmudeció, esperó unos minutos y salió eufórico porque entendió que los delegados federales no iban a plegarse a los diputados para cometer delitos electorales, y mucho menos los iban a reconocer como “superiores políticos”.
Con las manos vacías salieron Estefan, Blanca y compañía, que calculaban que los 55 delegados federales en Puebla iban a plegarse a sus órdenes. Se olvidan que muchos de ellos, en especial Vega Rayet, tiene una relación directa con el Presidente que nació cuando ambos eran diputados locales, y de la que hay pruebas sobradas.
No es camino, muchachos, pero ya abrieron un frente de batalla. Otro más de Estefan y compañía.