El caso de las dos constructoras fantasma que falsificaron contratos para engañar a la Secretaría de Comunicación y Transportes (SCT) para obtener obras por más de mil 200 millones va a escalar. Y un nombre aparece en la red que permitió el engaño: José Chedraui Budib, el amigo empresario de Peña Nieto al que metieron a la política como diputado plurinominal y luego presidente del Comité Municipal que dio pésimos resultados en 2016.
Y qué tiene que ver Pepe Chedraui en la historia, preguntará el lector atento. ¿Y por qué el tema va a escalar?
En su calidad de empresario, hijo de uno de los invitados permanentes a las comidas del Grupo de la Amistad, Pepe Chedraui fungió en 2012 como responsable del Comité de Financiamiento de la campaña de Enrique Peña Nieto en Puebla. Pasó la charola a los empresarios locales.
Y como pasó la charola, también fue el responsable de vincular a los empresarios poblanos con los funcionarios más poderosos del gobierno federal para que pudieran recuperar sus “aportaciones” con contratos de obra y venta de suministros. Fue en enlace para que les cumplieran y hubiera retorno. Nada anormal en la democracia tropical a la mexicana.
Pero en el gobierno federal hay verdadero enojo con Pepe Chedraui por meter a la nómina a dos empresas fantasma, sobre todo en el caso de Administradora de Capitales de México (ACM), cuyo origen quedó perfectamente detallado ayer en este espacio. ¿Por qué el enojo? Porque pudo meter a dos empresas en regla como si tuvieran la experiencia para cumplir. Es una torpeza que tuvieran que falsificar para contratos para inventarse una experiencia que no tenían. Dejó cabos sueltos.
Pero lo peor para Chedraui es que provocó este manoseo en la rehabilitación del Periférico, uno de los compromisos firmados ante notario por el entonces candidato Peña Nieto. Como si les hicieran falta escándalos…
Pero parece que el caso de Constructpue de México es más terrorífico que el de ACM ya que se dejaron más huellas en el camino que involucran al prometido de la delegada de Gobernación y ex presidente estatal del PRI. Terrible. En esa empresa hay un verdadero manoseo de socios en los últimos años para ocultar al verdadero dueño que opera en las sombras. Es cierto que esa empresa se fundó en 2009 por Víctor Hugo Karam, el primo restaurantero de Adolfo Karam, a través del que hizo grandes relaciones con el ex propietario de Intolerancia, Rodrigo López Sainz y el periodista Enrique Núñez.
Todo muy bien hasta ahí: tuvo pequeños contratos en la época de Mario Marín y sus tres restaurantes, Boca del Río, la Feria del Taco y el Hostal de las Brasas, todos en la Juárez. Sin embargo, con la llegada al poder de Peña Nieto y el regreso del PRI, Constructpue de México comenzó a florecer.
Aunque era una empresa humilde cuya dirección fiscal era el restaurante Boca del Río —donde hoy se ubica La Textilería— y sus contratos con el gobierno estatal fueron muy pequeños, la SCT comenzó a darla ganadora en licitaciones de alta envergadura que sobrepasaban claramente su capacidad de cumplimiento.
Y aquí viene el manoseo de dueños.
A finales del 2014, en plena etapa de prosperidad, Víctor Hugo Karam y su esposa dejaron la sociedad luego de firmar los jugosos contratos con SCT para cederla a Pascual Arellano Ortiz (el 51 por ciento de las acciones) e Hilda Adriana Cerón Gómez (49 por ciento), quedando la representación legal en el accionista mayoritario.
De acuerdo con documentos de inscritos en el Instituto Registral y Catastral, el actual dueño es Pascual Arellano Ortiz, quien también se identifica como propietario de la comercializadora AMGS y que fue proveedora del gobierno municipal de Eduardo Rivera Pérez.
Por si fuera poco, entre los documentos aportados, el notario 38 Jaime Juárez Hernández para identificarse y sellar su acceso a la sociedad, establecen su domicilio en la colonia Lomas Flor del Bosque.
Respecto de Hilda Adriana Cerón Gómez, permaneció poco tiempo en la sociedad, ya que en junio del 2015 revendió sus acciones a Rogelio Castillo Cortés, de quien no se ha encontrado ningún antecedente.
Resumiendo: la mano que mece la cuna utilizó la antigüedad y registros fiscales de Constructpue para conseguir los contratos con SCT, y ya con las licitaciones ganadas, les compró a Víctor Hugo Karam y su esposa para quedarse con todo el pastel. Ese dueño fantasmal no pudo cumplir con las obras, porque evidentemente no tenía ninguna experiencia, y comenzaron los procesos de rescisión administrativa.
Ahora, ya en la mira de la Función Pública, ese dueño fantasmal difícilmente será ubicado, junto con los más de 600 millones de pesos que cobró aunque no terminó las obras.
El hilo de esta madeja tiene dos lados. Uno, Pepe Chedraui. Dos, Víctor Hugo Karam. Sin duda él sí sabe quién se encuentra detrás del tejemaneje de la corrupción en la era de Peña Nieto.