La derrota política del morenovallismo de no conseguir la presidencia de la Mesa Directiva de San Lázaro para Eukid Castañón puede transformarse, en el mediano plazo, en una victoria que equilibre la desequilibrada batalla por la candidatura presidencial de Acción Nacional. Una vez más, Ricardo Anaya mostró lo peor de sí y al elegir a dos ilustres desconocidos, provocó heridas de guerra prácticamente con toda la bancada blanquiazul que trina en su contra. Se salió con la suya a un costo muy alto.
Hoy el pleito de Anaya es abierto con cuatro liderazgos: Gustavo Madero, Federico Döring, Jorge Triana y el gobernador poblano Rafael Moreno Valle, quienes tendrán razones de peso para formar un frente en contra de las aspiraciones desatadas del queretano. Fueron engañados, exhibidos y quedaron como imbéciles por el juego macabro del ya no niño, sino “Gandalla” Maravilla.
No sé si el consorcio Madero-Moreno Valle esté suficientemente arrepentido de haber llevado a Anaya a la dirigencia nacional de Acción Nacional. Se ha convertido en su peor enemigo y principal dique. A quien peor ha tratado es a su mentor, Gustavo Madero, pero tampoco se queda atrás el gobernador poblano. Primero le vio la cara cuando le negó la coordinación de la fracción parlamentaria para entregársela a Marko Cortés. Luego, en vez de darle la presidencia de algunas de la Comisiones importantes que le tocan al albiazul en San Lázaro, lo mandó a la menos importante, Grupos Vulnerables.
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Ahora, incumplió un supuesto pacto de darle la Mesa Directiva, que no era más que una retribución, ya que como líder nacional Madero lo impulsó para tomar el cargo seis meses y de ahí, convenció al consorcio que había formado con el gobernador poblano de llevar a Anaya al CEN panista a fin de asegurar la candidatura presidencial para alguno de ellos.
Pero tan pronto ganó, comenzaron las traiciones de Anaya. Ayer, casi con lágrimas en los ojos, Madero declaró que no reconocía a su Muchacho Maravilla, que había cambiado mucho. “No es el Ricardo que yo conocí, el que yo apoyé con todo. Se ha revelado ante mí una personalidad muy diferente”. Respecto de no entregarle la presidencia de la Cámara, afirmó que “Él lo mencionó y lo ofreció sin que yo se lo pidiera hace un año; eso fue, salió de su boca y no fue una solicitud mía. Estoy muy sorprendido”.
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Moreno Valle fue menos condescendiente con el “Gandalla” Maravilla. Como ya lo relatamos en este espacio, Anaya fue vetado de la campaña a gubernatura, y las dos ocasiones que acompañó a Gali, lo hizo sin el beneplácito del gobernador, quien empleó la frase “perdamos o ganemos, Anaya no se va a llenar nada de aquí”.
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Pero la realidad favoreció a Anaya. Puebla fue un triunfó más de los 7 que obtuvo Acción Nacional el pasado 5 de junio. El peso de Moreno Valle quedó diluido, y el queretano se engrandeció con las victorias electorales. Se subió al carro de la presidencia y vislumbra, desde ya, una final con Margarita Zavala, donde cree poder sumar a quienes ya traicionó una vez.
Moreno Valle impulsó a Eukid a la presidencia de la Cámara de Diputados aunque se sabía que no tenía posibilidades de ganarla. Había otros pesos pesados en la carrera, como Döring, Jorge Triana —protegido de Santiago Creel—, el propio Gustavo Madero. Su juego quedó grabado en el audio que se difundió ayer. El final, sin embargo, fue imprevisible y demostró que Anaya es incapaz de hacer equipo, cumplir la palabra y repartir el poder.
Esa es precisamente la ganancia de Moreno Valle y todos los engañados: tiene pruebas tangibles para ofrecer al resto del panismo que Anaya es un animal traicionero. Aunque, claro, deberán convencer también a los otros seis gobernadores electos.
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Antes de la derrota en San Lázaro, Moreno Valle cerró una buena semana con el encontronazo entre Margarita Zavala, Miguel Ángel Osorio Chong y el señalamiento de César Camacho de que no tiene las manos limpias ni experiencia para gobernar. Ese encontronazo significa que quizá es posible que se rompa lo que el periodista Álvaro Delgado llamó en su libro El Contubernio entre Peña Nieto y Felipe Calderón, y entonces, tiene la posibilidad de colarse en la carrera como el alfil impulsado por el priismo.
El gobernador poblano consiguió dos buenos tantos, y convirtió una derrota en victoria. Aun así, el camino de la candidatura sigue cuesta arriba.