El destape presidencial de Rafael Moreno Valle es inminente y con toda seguridad ocurrirá la próxima semana ante el reacomodo veloz de los actores protagonistas al interior de Acción Nacional. Los seis triunfos que Ricardo Anaya puede cantar como logro personal traen nuevos jugadores a la mesa del albiazul, totalmente recuperado para enfrentar el trayecto al 2018. El fortalecimiento del “Niño Maravilla” es innegable, y dado que tiene el poder de los spots de los partidos, puede construir de forma veloz su candidatura si no es acotado.

El gobernador poblano ha jugado al despiste entendiendo su coyuntura, pues era imposible reconocer su aspiración en público si todavía no lograba transmitir de forma exitosa el poder a alguien de su mismo grupo político. Con una derrota el pasado domingo, cualquier aspiración quedaba cancelada. Pero con la victoria de Tony Gali ahora tiene las espaldas cubiertas en lo administrativo, con lo que podrá utilizar los ocho largos meses de transición para acelerar al interior del PAN, sin preocuparse por una persecución estilo Guillermo Padrés.

El inesperado resquebrajamiento del PRI el domingo pasado movió todo el tablero de la política nacional. López Obrador continúa siendo el favorito para el 2018, pero el PAN capitalizó todo lo que perdió el tricolor, quien ahora corre el riesgo de quedar en tercer lugar en la elección presidencial. Así, una hipótesis es que Peña Nieto tendría que ir pensando con quién prefiere perder en 2018: con López Obrador o con el PAN. Y no sólo eso: con quién adentro del PAN preferiría hacerlo.

Es indudable que Moreno Valle tiene boleto, pero necesita acelerar antes de que Ricardo Anaya se le escape, montado en la ola del triunfalismo del 5 de junio, pues de por sí tiene ventaja y se le considera el auténtico rival, por lo que de plano fue vetado de la campaña de Tony Gali para impedir que tomara parte de la victoria (o de la derrota). Los cálculos originales son que el 5 de junio el PAN tendría poco que presumir, pero las otras seis victorias provocaron un nuevo escenario en el que el poblano debe insertarse.

Otra cosa es Margarita Zavala, quien ha avanzado en los últimos meses gracias a que no tuvo rival. Conforme pasen los meses, los “opinadores” se darán cuenta de que no se trata Margarita Zavala, sino de la reelección de Felipe Calderón a través de su esposa. En el mejor de los casos, la aspiración de regresar a Los Pinos es de “los Calderón”. ¿Permitirían los mexicanos ese retorno?

Con ocho meses de transición antes de entregar Casa Puebla y después con Gali al frente de los controles, Moreno Valle tiene una base para fortalecer su proyecto nacional, tanto en posicionamiento como en acuerdos con poderes fácticos.

Si el medio es el mensaje, habrá que estar atentos al periodista, programa o cadena a la que otorga su destape. Una primera versión es que lo hará en algunos de los espacios de Grupo Imagen, ya sea en Excélsior o en Cadena 3. Otra es que recibirá el apoyo de sus amigos de Televisa, quienes gestionarían una entrevista con López Dóriga en el horario estelar. La última opción sería precisamente El Teacher en su espacio radiofónico.

Otra pregunta es con quiénes se van a alinear los 10 gobernadores del PAN. Moreno Valle podría recibir el apoyo de Carlos Mendoza Davids (Baja California Sur), Kiko Vega (Baja California), Pancho Domínguez (Querétaro), Francisco García Cabeza de Vaca (Tamaulipas) y Carlos Joaquín (Quintana Roo).

En el peor de los casos, Moreno Valle tiene una misión: hacer que el proceso interno del PAN para definir candidato sea tortuoso, lento, y en su momento, de ser necesario, jugar un papel rupturista. Fue lo que se ofreció a la Federación a cambio de su no intervención en el proceso poblano.

La carrera presidencial de Moreno Valle, la real, comenzará la próxima semana. Y tal como declaró Gali a El Universal ayer, los poblanos deberán decidir qué clase de apoyo son capaces de brindar para ayudar a otro poblano a llegar a Los Pinos.