Gissendaner, de 47 años de edad, fue declarada muerta a las 00:21 horas de este miércoles (04:21) GMT en la Prisión de Clasificación y Diagnostico de Georgia, en la comunidad de Jackson, al sureste de Atlanta.
Se trata de la primera mujer ejecutada en Georgia en los últimos 70 años y la número 16 en recibir la pena de muerte en Estados Unidos desde que la Suprema Corte de Justicia reinstaló ese castigo en este país en 1976.
Su ejecución se produjo después de que la Suprema Corte de Georgia, la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos y una Corte Federal Apelaciones, negaron todas, solicitudes de suspensión interpuestas por sus abogados.
Al mediodía de este martes, la Junta de Perdones y Libertades Condicionales de Georgia negó por segunda vez la conmutación de su sentencia por cadena perpetua, aun cuando el Papa Francisco apeló ante esa instancia para que se le perdonara la vida.
La apelación del Pontífice se efectuó a través de una carta del Nuncio Apostólico en Washington, Carlo María Viganó.
En la carta, el diplomático del Vaticano citó el discurso que diera el Papa Francisco en el Congreso la semana pasada en el que apuntó que su convicción por la responsabilidad de defender la vida humana, le ha llevado a abogar a diferentes niveles por la abolición global de la pena de muerte.
Gissendaner fue sentenciada a la pena de muerte por orquestar el asesinato de su esposo Doug Gissendaner en 1997.
Los tres hijos adultos de la mujer y de quien fue su víctima, también pidieron clemencia para su madre a la Junta de Perdones y Libertades Condicionales de Georgia.
Su ejecución estaba programada originalmente para las 19:00 horas del martes, pero las apelaciones de última hora la fueron retrasando hasta que se efectuó en la madrugada del miércoles.