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Numerosas guerras se avecinan un día después de las elecciones federales, y si bien la más visible serála sucesión de Casa Puebla, no es despreciable el conflicto que se aproxima como un episodio más de la conflictiva modernización de Puebla: la plataforma tecnológica Uberarranca operaciones el próximo 8 de junio, por lo que la ciudad se convertiráen otro campo de batalla con los gremios de taxistas tradicionales. No es un hecho banal: la tecnología que sacude a las estructuras del statu quo como ocurren en el Distrito Federal y Edomex, donde los gremios de taxistas presionan a las autoridades para quitarse de en medio a una competencia que no necesita de placas, concesiones, favores gubernamentales, permisos y sobre todo, liderazgos corruptos al servicio de proyectos políticos.
Aunque el arranque del sexenio, Pedro Díaz García, sempiterno líder del Consejo Taxista, fue “congelado”por el morenovallismo. Pero su dominio no pudo ser sustituido por otro personaje, por lo que al final terminaron en un acuerdo que se materializóen las elecciones locales de 2013con el apoyo a los candidatos morenovallistas de Puebla Unida. El Consejo Taxista revivióy otra vez vive horas de gloria, pues son los encargados de conducir las revistas vehiculares y todos los asuntos relacionados con transporte, ahora adheridos a la Secretaría de Infraestructura.
Es previsible que Pedro Díaz García y sus huestes se opongan al arranque de Uber en Puebla, tal y como los gremios taxistas declararon la guerra a la empresa-app en el DF y Edomex a lo largo de la semana con marchas para presionar a las autoridades del transporte, que cedieron y declararon la guerra a las plataformas de Uber y Cabify. Lejos de emitir una regularización, se plegaron a la mafia taxista y afirmaron que habráoperativos para impedir su operación “ilegal”.
¿En Puebla también se declararáilegala Uber o se les dejaráprestar el servicio, haciendo competencia al viejo y anquilosado régimen de los taxistas tradicionales?
En todo el mundo, los esquemas de aplicaciones como Uber están plantando competencia a un gremio monopólicobasado en las concesiones otorgadas por el estado para prestar el servicio definido como “público”. Pero los usuarios lo definen como un servicio privado, un trato entre particulares: una empresa que certifica a sus vehículos y conductores, se sirve de una aplicación tecnológica como intermediario para el contacto, y que su pago ni siquiera se realiza con dinero en efectivo, sino con tarjeta de crédito dada de alta en la aplicación.
¿El servicio de transporte es una actividad pública o privada?
Uberno necesita permisos gubernamentales ni placas del servicio público.Con una app en el teléfono, se solicita el servicio desde la ubicación georrefenciada con GPS,además de ubicar unidades en tiempo real con datos del tipo de vehículo y chofer. El conductor pasa a recogerte y ni siquiera tienes que pagar en metálico, ya que el pago se hace desde el mismo teléfono.
Uber, que funciona en 260 ciudades de 55 países, ya tiene operaciones en el DF, Tijuana, Monterrey y Guadalajara, y se prepara para arrancar en Querétaro y Puebla, por lo que ya iniciócontrataciones. ¿Cómo van a competir nuestros viejos taxistas, sujetos a permisos, concesiones y licencias especiales, frente a esquemas como Uber?
Extraoficialmente trascendióayer que el 8 de junio, un día después de las elecciones federales, y el titular de la SIT, Luis Banck, tendráotra bomba en el escritorio. La alianza política con el gremio de los taxistas podría modificar la balanza, a costa de los ciudadanos que desean competencia.
Y claro, como cualquier asunto económico, todo dependeráde la tarifa: los poblanos estamos acostumbrados a la “dejada”,ya que, inexplicablemente, nuestros taxis no tienen taxímetros: todo depende del arreglo coyuntural que se hace con el conducto a la hora de abordar el vehículo.
Por el contrario, Uber tiene reglas claras y fija el costo del recorrido por kilómetro,de tal forma que se cobra de acuerdo a la distancia que puede verse en la app. Ni un peso más, ni un peso menos. ¿Uberserámás barato que la dejada que actualmente cobran nuestros taxistas? La tarifa aun no ha sido revelada.
Uber, además, capacita a los conductores y exige cierto tipo de vehículos, mientras que los taxis profesionales ni certifican a los conductores, ni a sus unidades. En el marco de la competencia, los miembros del Consejo Taxista tienen todo para perder, y su única forma de ganar es presionar a la autoridad.
¿Quéelegiráel morenovallismo? ¿Privilegiar los acuerdos con un grupo económico, o privilegiar a los ciudadanos que demandan más competencia y un mejor servicio? ¿Metrobús sípero Uber no?