Saturday, 21 de December de 2024


Reelección y candidatos independientes, las nuevas variables de la elección 2015




Escrito por  Arturo Rueda
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Las reglas cambian y no se ve a los actores partidistas prepararse para tal impacto. O no a todos. La carrera frenética que mantienen los morenovallistas por posicionarse, como pasa con Juan Pablo Piña Kurczyn o Mario Rincón, así como los cuatro elegidos por la capital, entienden que se trata de una oportunidad única para formar parte del paquete de privilegiados que podrán aspirar a la reelección. Los incentivos para jugar sucio son más fuertes que nunca

En completa oscuridad, y casi sin difusión, el consejo local del INE emitió la convocatoria para que los ciudadanos sin partido político arranquen su registro rumbo a las elecciones de 2015. Será la primera vez en casi 70 años en que ciudadanos independientes, podrán postularse como candidatos a diputados federales. Y aunque las reglas aprobadas por la partidocracia juegan en su contra, seguramente van a reconfigurar el escenario de las batallas distritales. Donde únicamente estábamos acostumbrados a ver los membretes de los partidos tradicionales, ahora habrá la posibilidad de que nuevos actores pongan en jaque a los candidatos del PRI-PVEM, PAN-PRD o anexas. Sus posibilidades de triunfo, sin embargo, serán escasas en la medida en que no tendrán garantizado acceso a los medios, ni les serán entregadas prerrogativas.

 

 

La participación de los candidatos independientes no será la única novedad del proceso electoral 2015. La más importante, por supuesto, es que también por primera vez en décadas la reelección consecutiva es una realidad. Los ganadores del próximo año tendrán la posibilidad de reelegirse hasta por tres periodos consecutivos, es decir, podrían apropiarse la curul por 12 años, creando elites legislativas semejantes a las de Estados Unidos. Con la reelección consecutiva, los diputados tendrán nuevas responsabilidades frente al electorado, una vez que se verán obligados a regresar a pedir el voto a su distrito. Su lealtad ya no dependerá únicamente de las elites partidarias.

 

 

Las reglas cambian y no se ve a los actores partidistas prepararse para tal impacto. O no a todos. La carrera frenética que mantienen los morenovallistas por posicionarse, como pasa con Juan Pablo Piña Kurczyn o Mario Rincón, así como los cuatro elegidos por la capital, entienden que se trata de una oportunidad única para formar parte del paquete de privilegiados que podrán aspirar a la reelección. Los incentivos para jugar sucio son más fuertes que nunca. Si nuestros políticos antes se mataban por alcanzar una curul de tres años, ahora que pueden apropiarse por 12 años harán hasta lo imposible.

 

 

Las reglas del juego para los candidatos independientes, sin embargo, no dan tantas facilidades como a los aspirantes de los partidos por una sencilla razón: porque a cambio de no tener el aval de una franquicia, en el caso de diputados federales deberán recabar firmas de apoyo hasta por el 2 por ciento del padrón electoral del distrito. Dado que en cada uno de ellos hay alrededor de 260 mil electores, para conseguir el aval del INE habría que recabar alrededor de 5 mil 300 firmas para tal efecto. Parece fácil, pero no lo es, ya que 2 por ciento es el umbral anterior de votación para mantener el registro del partido político. Y deberán hacerlo sin recibir un peso público. Todo lo que gastarán vendrá de su bolsa.

 

 

De acuerdo con la convocatoria emitida por el INE, los aspirantes a candidatos independientes deberán acudir a la sede del consejo local a registrarse con fecha límite hasta el 26 de diciembre. Luego, tendrán desde el 30 de diciembre de 2014 hasta el 27 de febrero de 2015 para conseguir las mentadas firmas, pero no recibirán espacios en radio y televisión. Es decir, deberán hacerlo a la antigüita, casa por casa, en un lapso de 60 días. En caso de lograr las 5 mil 300 firmas, el consejo local otorgará el registro para poder competir en las urnas.

 

 

Pero aquí empiezan las peores noticias.

 

 

Los candidatos independientes ya en campaña sólo participarán de las asignación del 30 por ciento de los tiempos en radio y televisión. Es decir, entrarán en la bolsa común a todos los partidos políticos y recibirán trato de un partido de nueva creación. O sea, que si les tocan más de cinco spots, será un auténtico milagro. Y lo mismo ocurre con las prerrogativas: en otras palabras, ni en fase de recolección de firmas, ni en campaña, los independientes no recibirán dinero público, lo que los pone en franca desventaja frente a los partidos.

 

 

Pero no es la única: aunque el artículo 396 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) da derecho a los candidatos independientes, una vez otorgado su registro, de designar representantes ante los órganos del instituto, sea central, local o distrital; recientemente el 20 de junio el INE aprobó el reglamento de sesiones en el cual no se le da voz a los representantes de candidatos independientes, obstaculizando su derecho a participar en los debates del órgano colegiado o defender sus derechos. Es decir, casi casi están en indefensión.

 

 

Pero ahí no acaba el martirio. Los candidatos independientes, a la hora de la fiscalización de los recursos ante el INE, tienen más obligaciones que los candidatos avalados por el partido. Las consecuencias son desastrosas, pues incluso pueden ser constitutivas de delitos electorales, así como recibir un veto que impide ser registrado para las siguientes dos elecciones.

 

 

Con tantos obstáculos, casi casi puede decirse que las candidaturas independientes son una farsa dado los obstáculos creados por la partidocracia. Se entienden las reservas, pues el INE busca que a través de esta figura se infiltre el crimen organizado o bucaneros de la política. Pero se equivocaron con la sobrerregulación: como demuestra el caso del PRD y José Luis Abarca, los hampones no necesitan recurrir a candidaturas independientes, sino que les basta comprar el apoyo de dirigentes como Los Chuchos. 

 

 

 

 

 

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