Saturday, 18 de May de 2024


La tormenta mediática sobre el PAN: ¿la culpa es del mensajero?




Escrito por  Arturo Rueda
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Pero en algo sí tiene razón el vocero del CEN albiazul: la lluvia de escándalos comenzó el mismo día en que fue aprobada la última de las leyes secundarias de la reforma energética. Es decir, cuando el gobierno federal decidió que la guerra electoral por 2015 ya había comenzado. Y ya se sabe que la guerra por el poder siempre se expresa a través de los medios de comunicación. Como escribió Castells, la batalla por el poder es la batalla por ganar las mentes de los electores

Marcelo García Almaguer ya logró meterle mano al discurso de Gustavo Madero…con pésimos resultados. La avanzada morenovallista en el CEN albiazul —junto con Eukid Castañón—, le dio una vuelta de tuerca a la peor crisis de comunicación que vive el PAN en sus 75 años de existencia: no es que los neopanistas sean corruptos, jariosos, incapaces o racistas. Son los medios de comunicación los que los presentamos así. Tal tesis, expresada así por Gustavo Madero en la sesión más reciente de Consejo Nacional, es parte del análisis realizado por García Almaguer como vocero del CEN para descargar culpas en la implosión del albiazul. El problema, pues, no es el mensaje, sino el mensajero, evidenciando la poca tolerancia al disenso.

 

 

Según la tesis almagueriana, Reporte Índigo, y no Luis Alberto Villareal, tuvo la culpa de que al diputado federal le gustaran las fiestecitas privadas con escorts pagadas con recursos inconfesables. También Reforma, y no el mismo personaje, es el responsable de organizar el sistema de cobro de comisiones a cambio de obtener recursos del presupuesto federal comúnmente llamados moches. Y también los medios de comunicación somos culpables de que un panista de medio pelo en Querétaro se le ocurriera llamar simio a Ronaldinho, probablemente uno de los tres mejores futbolistas del siglo, construyendo un terremoto mediático de escala mundial.

 

 

También el programa Punto de Partida de Denise Maerker carga con el “pecado” de divulgar la presa que se construyó junto a su rancho el gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, a costa de dejar en sequía a comunidades enteras, así como los medios poblanos no alineados al tripack de revelar los abusos de la Policía poblana en Chalchihuapan. Los medios de comunicación bajo sospecha. No parece una teoría muy inteligente de García Almaguer, conocido por ser el único estratega comunicativo del morenovallismo que se fue a las grandes ligas.

 

 

En política manda la percepción antes que la realidad. Y la percepción es que en las últimas semanas el PAN está bajo el fuego de los errores sus propios militantes. Por supuesto que, con justificada razón, Marcelo argumenta el por qué habiendo 21 gobernadores priistas y todo el gobierno federal, el fuego de los escándalos se concentra en diputados y gobernantes del albiazul.

 

 

La respuesta es sencilla: porque nadie como los propios panistas alimentan el fuego del escándalo. ¿Algún director de medios le pidió a Luis Alberto Villareal que se organizara la juerga con stripers y después se pusiera a bailar con Montana? ¿Algún periodista le hackeó la cuenta a racista de Querétaro y escribió los comentarios contra el ex futbolista del Barcelona? ¿Algún conductor de radio o televisión le sugirió a Padrés construirse una presa para su rancho? Por supuesto que no.

 

 

Pero en algo sí tiene razón el vocero del CEN albiazul: la lluvia de escándalos comenzó el mismo día en que fue aprobada la última de las leyes secundarias de la reforma energética. Es decir, cuando el gobierno federal decidió que la guerra electoral por 2015 ya había comenzado. Y ya se sabe que la guerra por el poder siempre se expresa a través de los medios de comunicación. Como escribió Castells, la batalla por el poder es la batalla por ganar las mentes de los electores.

 

 

En ese sentido, y aunque falta mucho todavía para los comicios federales de 2015, el PAN va perdiendo de calle la batalla. La elite albiazul, además de cargar todavía con el peso de los dos sexenios fallidos entre 2000 y 2012, es incapaz de darle a los electores nuevas y buenas razones para confiar en ellos. Quizá es una crisis de valores éticos, como señala Luis H. Álvarez y Luis Felipe Bravo Mena, o quizá que los neopanistas son tan pragmáticos que en realidad ya son más parecidos al ADN priista. Pero lo cierto es que el fuego es inclemente.

 

 

Nadie duda de la capacidad de García Almaguer para voltear la narrativa que tiene Acción Nacional contra las cuerdas en su desangelado 75 aniversario. Pero es difícil que lo logre echándole la culpa a los medios de comunicación de los comportamientos desatinados de sus militantes y representantes populares. Lo primero sería dejarle de echar gasolina al fuego: frenar de tajo los comportamientos indeseables y quizá, cortar la cabeza de dos o tres impresentables. De otra forma, si incluso un comentario racista fue capaz de generar un trendig topic mundial de alta intensidad —#TodosSomosSimios—, qué ocurrirá cuando el fuego se intensifique en plena campaña de 2015.

 

 

En vez de seguir el guión diseñado por Marcelo García para atacar a los medios, lo primero que debería hacer Gustavo Madero es pedirles a sus militantes un poco de decencia. Evitar bailes comprometedores con escorts, cobrar moches del presupuesto o evitar comentarios racistas en redes sociales contra futbolistas históricos sería un buen comienzo.

 

 

 

 

 

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