Saturday, 21 de December de 2024


Relevan a Molina Arévalo de la delegación de Segob: la política de endurecimiento




Escrito por  Arturo Rueda
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Tres movimientos simultáneos no pueden ser una casualidad, un accidente. La esperada modificación de la dirigencia estatal del PRI. La defensa de Lastiri de los programas federales. La remoción de Juan Molina Arévalo para enviarlo a Oaxaca. El PRI, pues, “echa la carne al asador” para reorganizarse rumbo a 2015 y 2016. El morenovallismo ya no tendrá una dirigencia desgastada a la que vapulear, ni un permisivo coordinador de delegados que permitió el agandalle de los programas federales.

En la política de reordenamiento de la relación entre Moreno Valle y el gobierno federal, tras la designación de una nueva dirigencia estatal del PRI, corresponde ahora la de un nuevo delegado de la Secretaría de Gobernación. El movimiento ya ocurrió: ayer por la noche trascendió que Juan Molina Arévalo fue relevado de sus funciones en Puebla y enviado a Oaxaca para disque ayudar a Gabino Cué en su trato con los vándalos de la Sección 22. Orden directa de Miguel Ángel Osorio Chong. La remoción es otra de las malas noticias que se le acumulan al régimen desde hace más de un mes: el gobernador estaba muy contento con Molina Arévalo porque dejaba hacer y dejar pasar el agandalle de los programas federales por la administración estatal.

 

 

Si algunos priistas como Pepe Márquez o Javier López Zavala están en la mira por su excesiva cercanía con el morenovallismo, también algunos delegados federales que de plano bajaron los brazos en la defensa de la imagen del presidente Peña Nieto. En el desayuno de la “unidad” en el que Ivonne Ortega destapó a Ana Isabel Allende, algunos de los tricolores prominentes reclamaron a la ex gobernadora de Yucatán la pasividad de los delegados federales para defender el trabajo y las acciones del Gobierno de la República.

 

 

El dardo más certero fue lanzado contra el delegado de la SEP federal, José Alarcón Hernández. El viejo lobo de mar, inexplicablemente, permitió que su Moreno Valle se adueñara de la entrega de miles de tablets a los estudiantes de quinto año de primaria, un programa en el que el gobierno federal gastó cientos de millones de pesos. Pero el mérito se lo lleva el gobernador poblano, que a lo largo de la semana ha difundido fotos con los niños sonriendo con sus nuevas tablets. ¿Y Peña Nieto? Bien gracias.

 

 

Ayer mismo, durante la entrega de los comedores móviles de la Cruzada contra el Hambre, Juan Carlos Lastiri hizo un extraño señalamiento para dejar en claro cuáles son los programas del gobierno federal en Puebla. “Rescato el cumplimiento de compromisos del presidente Peña Nieto con los poblanos. El Periférico, el segundo piso, el combate a la pobreza, la Cruzada Nacional contra el Hambre, las tabletas que se están repartiendo en todas las escuelas poblanas y mexicanas. Cuando se hace un trabajo conjunto creo que es importante rescatar que son cuentas claras y amistades largas”.

 

 

Mejor no lo podría haber dicho el subsecretario de Sedesol. Tras la etapa reformista, llegada a su fin, llegó la hora de hacer cuentas y definir qué es de quién. A lo largo de los últimos dos años, Moreno Valle ha hecho caravana con sombrero ajeno. Se ha apropiado de obras y acciones federales. Las ha difundido en boletines y fotografías. Siempre colocó a los delegados hasta el último de la fila. En el arranque del distribuidor D9 tuvo la osadía, incluso, de no colocar los logos del gobierno federal.

 

 

Los delegados federales han tenido la culpa por no defender lo suyo, pero el mayor culpable fue el delegado de Gobernación, coordinador de todos los representantes de la República. Quizá sus instrucciones eran llevar la fiesta tranquila con el régimen. Quizá poco a poco se fue integrando a la familia morenovallista y ya se sentía uno más. Pero su tolerancia llegó a extremos insospechados: dejó hacer y dejó pasar.

 

 

En la hora de hacer cuentas claras, se va la desgastada dirigencia de Pablo Fernández del Campo y se va también el permisivo delegado de Gobernación. Quizá también se vayan algunos más como José Alarcón, quien permitió el agandalle de las tablets, o el de SCT que ha entrado en una dinámica de complicidad con Cabalán Macari. No en balde, Puebla es uno de los estados en los que la imagen de Peña Nieto está más vapuleada.

 

 

La esperada modificación de la dirigencia estatal del PRI. La defensa de Lastiri de los programas federales. La remoción de Juan Molina Arévalo para enviarlo a Oaxaca. Tres movimientos simultáneos no pueden ser una casualidad, un accidente. El PRI, pues, “echa la carne al asador” para reorganizarse rumbo a 2015 y 2016. El morenovallismo ya no tendrá una dirigencia desgastada a la que vapulear, ni un permisivo coordinador de delegados que permitió el agandalle de los programas federales. La reorganización se da previo al fallo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos del que depende el poco prestigio que le queda a Moreno Valle. La política de endurecimiento ya es una realidad. El nuevo delegado de Segob, cuyo nombre todavía se analiza en Bucareli, será la confirmación.

 

 

 

 

 

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