Friday, 17 de May de 2024


Demasiado optimista el presidente del PRI




Escrito por  Gabriel Sánchez Andraca
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LA FRASE DEL PRESIDENTE NACIONAL DEL PRI, César Camacho Quiroz, afirmando que con el retiro del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, se normaliza el clima de violencia en la entidad suriana, es para decirlo suavemente, muy desafortunada. Bien se ve que don César no conoce la historia de Guerrero y que hace depender los problemas de seguridad y de paz social, del cambio de un solo hombre. No hay nada más alejado de la realidad que eso.

Desde que somos niños escuchamos que los estados más pobres y atrasados del país son Oaxaca, Guerrero y Chiapas. También desde entonces sabemos que Guerrero era la entidad del país con mayor grado de criminalidad y también desde que cursábamos la primaria, sabíamos del cambio de gobernadores guerrerenses antes de que terminara el periodo para el que fueron electos.

 

 

Hoy ya de grandes, las cosas no han cambiado: los estados más pobres y atrasados son Oaxaca Guerrero y Chiapas, el que tuvo el mayor número de homicidios dolosos el año pasado fue Guerrero y, por si fuera poco, cae el gobernador de ese estado. ¿Todo eso se va a “normalizar”, como dijo don César Camacho, por el retiro del gobernador perredista?

 

 

El rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, Javier Saldaña Almazán, afirmó que la entidad está en “estado de coma”, lo que nos parece mucho más realista.

 

 

Los problemas de Guerrero, como los de todos los estados del sur, no se pueden resolver como por arte de magia. Son entidades que durante décadas han permanecido olvidadas, sin posibilidades de desarrollo, sin una atención real a sus problemas.

 

 

El desarrollo turístico de Guerrero, que se inició en el gobierno de Miguel Alemán, se dio no para beneficio de los guerrerenses, sino de una emergente clase capitalista mexicana que construyó hoteles, restaurantes de lujo, etcétera, y mucho después se extendió a Zihuatanejo, en la zona de Ixtapa.

 

 

Claro, a los guerrerenses les ha tocado una mínima parte de ese progreso, pues hay empleos de meseros, recamareras, lancheros, etcétera, es el clásico desarrollo capitalista.

 

 

Lo que pasó con los alumnos de la normal rural de Ayotzinapa, en Iguala, fue el detonante que vino a poner de manifiesto la enorme irritabilidad social que hay en el país, por la difícil situación económica que se ha agravado por el estado de inseguridad en que se vive en la mayor parte de la República, por el desempleo, por la creciente pobreza y porque los jóvenes no ven claro su futuro.

 

 

Crímenes, desapariciones, secuestros, delincuencia organizada, tráfico de drogas y demás, los hemos venido padeciendo a raíz del cambio de sistema económico que se llevó a cabo en el gobierno de Carlos Salinas, situación que se agravó con los dos gobiernos panistas, sobre todo el de Felipe Calderón, que desató la guerra contra el narcotráfico, guerra que ha costado más de 100 mil muertes y más de 30 mil desaparecidos en todo el país.

 

 

Si con la reacción que los mexicanos han tenido en el caso de Iguala, los políticos que nos gobiernan no han entendido que es hora de hacer cambios que realmente beneficien a la población, estaremos perdidos, pues la violencia irá creciendo y la desorganización del país irá en aumento.

 

 

Por eso es preocupante que el dirigente nacional del partido que gobierna a la nación y a la mayor parte de los estados del país, nos salga con una simpleza como la de pretender que la caída de un gobernante, que no es de su partido, normaliza la situación en Guerrero.

 

 

LOS ANTORCHISTAS SÍ LLENARON LOS ESTADIOS Cuauhtémoc y Hermanos Serdán para celebrar sus 40 años de vida como organización política, en lucha contra la pobreza.

 

 

Es imposible calcular la asistencia, pero pudo haber los 100 mil o 120 mil que dicen que estuvieron ahí.

 

 

Fue una verdadera fiesta en la que la parte medular fueron los discursos del dirigente nacional, Aquiles Córdova Morán y del estatal, Juan Celis.

 

 

El primero afirmó que ha llegado el momento de cambiar el modelo económico en México, pues se ha demostrado que el actual aumenta la pobreza en vez de disminuirla.

 

 

El gobierno debe implementar políticas de desarrollo que beneficien realmente a la población que menos tiene y que constituye la mayoría de este país.

 

 

Con su muy particular estilo, que a decir verdad, mantiene a la gente expectante, don Aquiles Córdova dijo que hay una mala distribución de la riqueza y una permanente violación a la Constitución de la República. No vivimos pues, en Estado de derecho.

 

 

Para resolver los graves problemas del país propone cuatro puntos: empleo para todos, mejorar el salario, cambiar la política fiscal y reorientar el gasto público.

 

 

Por su parte, Juan Celis manifestó que en Puebla seis de cada 10 poblanos viven con dos salarios mínimos, muchas veces en condiciones infrahumanas.

 

 

Habló de lo que Antorcha Campesina ha venido realizando en beneficio de quienes menos tienen en municipios y colonias de Puebla, impulsando la dotación de servicios básicos como agua potable, drenaje, electricidad, pavimentación de calles, apertura de caminos, construcción de escuelas y hospitales e instituciones de arte, que en conjunto benefician a un millón 700 mil poblanos.

 

 

Si hoy hay más de 100 mil antorchistas en Puebla, señaló que en los próximos cinco años serán 570 mil, afirmación que fue recibida con enorme entusiasmo por la multitud.

 

 

Estuvieron presentes en el acto, la señora Erika Alonso de Moreno Valle, esposa del gobernador; la senadora Blanca Alcalá, el secretario general de Gobierno, Luis Maldonado Venegas, los diputados federales antorchistas Soraya Córdova, Lisandro Campos, Tolentino Román Bojórquez y Brasil Acosta Peña, así como miembros de la dirigencia nacional.

 

 

 

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