Friday, 26 de April de 2024


No nos hagamos, ningún nuevo líder del PRI cosecharía victorias en 2015




Escrito por  Jesús Ramos
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El PRI se ha convertido en el partido del ya merito. Ya merito llega Alberto Jiménez Merino a la dirigencia estatal. Ya merito arriba Rocío García Olmedo. Ya merito aterriza José Luis Márquez. Ya merito le dan posesión a Alberto González. Ya merito nombran a Guillermo Deloya. Pura vacilada. La verdad es que las profecías priistas de esa manufactura dejaron hace rato de ser noticia.

Qué pena. Qué vergüenza. Mejor quedarse callados y esperar, de plano, a que el CEN del PRI nombre al sustituto del inepto de Pablo Fernández del Campo cuando se le dé la gana o cuando, de acuerdo a sus estrategias de tiempo y espacio, lo considere pertinente. Y si se tarda más o menos tiempo es su problema. Por eso, luego, bailan con la más fea.

 

 

El mensaje que manda el priismo administrativo a su priismo terrestre es malo, por dónde se le vea, pero quizá lo peor de todo sea que el CEN y el estatal están perdiendo un tiempo maravilloso para corregir sus defectos. Solía decir Napoleón que podía perder espacio pero tiempo nunca. Y en ese error está incurriendo el PRI nacional con su PRI poblano.

 

 

Lo que se ve no se juzga. Si el tricolor de Fernández del Campo viviera su mejor momento no habría necesidad de apresurar nada. Si el territorio estatal estuviera pintado de rojo y no de azul se justificaría su tardanza en la renovación de liderazgos. Pero la verdad es que están para llorar en geografía y rumbo. Tocaron fondo y siguen en el fondo desde el año pasado.

 

 

Son muchas las teorías que pueden surgir para justificar la citada modorra, sin embargo yo, esta vez, quiero poner sobre la mesa de la discusión cuando menos dos. La primera: El CEN del PRI y el secretario de Gobernación ya descubrieron que no pueden guerrear contra Rafael Moreno Valle en Puebla porque el nivel de infiltración del gobernador en el partido es brutal e inevitable con cualquiera de sus opciones de liderazgo.

 

 

Y la segunda: Que si la primera teoría es correcta, la única alternativa de poder agenciarse la mayoría de las diputaciones federales el año entrante es a través de una negociación directa, chantaje o presión, llámele como quiera, precisamente hacia el gobernador Moreno Valle. Sólo de esa manera podría explicarse por qué no le va ni el tiempo ni la vida al CEN del PRI para nombrar un líder estatal que haga competitivo a un partido fracasado y que guste o no sigue en la lona.

 

 

Entender lo que ocurre tal vez no sea difícil. Con lo que tiene el PRI en Puebla no le alcanzaría ni para ganar una sección electoral a Moreno Valle. Si la batalla es en serio pierden todo. No ganan. Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo. Por eso no hay prisa en un nuevo líder. La solución favorable al tricolor no está aquí, y ya lo entendieron Cesar Camacho y Miguel Ángel Osorio Chong, está allá y en nada abona que cualquiera de los ya merito haya sido designado desde tiempo atrás.

 

 

 

 

 

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