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Estados Unidos es el principal abastecedor de armamento para el narcotráfico en nuestro país. Por lo menos siete de cada 10 armas arrebatadas a los cárteles en los últimos años salieron de las armerías estadunidenses y llegaron a México a través de la frontera.
La Procuraduría General de la República (PGR) confirmó esta hipótesis a partir de una detallada investigación y análisis de ocho mil 540 armas aseguradas a grupos del crimen organizado, 447 de ellas en el último año.
En su Segundo Informe de Labores, la PGR reveló algunos de los detalles de estas investigaciones que ha realizado la Unidad Especializada en Investigación de Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas (UEITA) de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) en coordinación con la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de los Estados Unidos.
“Los rastreos han permitido conocer la tendencia del tipo de armamento que adquiere y usa la delincuencia organizada y la identidad de personas que han participado en la introducción clandestina de armas de los Estados Unidos a México”, indica el informe.
Muchos de los hallazgos no se revelaron porque forman parte de las investigaciones, pero la PGR confirmó que 70 por ciento provienen de Estados Unidos, y el resto de Asia y Europa.
La SEIDO ha diseñado un software para sistematizar los datos de procedencia del arsenal, que en su mayoría es de alto poder, lo que ha facilitado su rastreo hacia Estados Unidos.
Apenas la semana pasada se dio a conocer de la captura de tres personas que vendían a los cárteles armamento proveniente de Estados Unidos y que ingresaba a México a través de la frontera de Nogales, Sonora.
En México y en Estados Unidos se presume que los túneles ubicado en la zona fronteriza, que se utilizan para el trasiego de drogas y personas hacia el lado norte, también son usados para el traslado de dinero y de armas en dirección contraria.
Cabe recordar que, en su momento, la administración estadunidense puso en marcha el operativo “Rápido y Furioso” con la intención de rastrear el armamento que salía de las armerías de la frontera y llegaba a México. La acción falló luego de que se perdió el rastro de miles de fusiles de asalto.
Dos de los fusiles que fueron ingresados intencionalmente a México se utilizaron en el homicidio de Jaime Zapata, agente del Servicio de inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) en febrero del 2011.
Alto poder
Las investigaciones de la PGR evidencian que el arsenal con el que cuenta el crimen organizado es de la misma potencia de fuego al de cualquier cuerpo policial de élite en el mundo, e incluso se equipara al de las fuerzas armadas.
De las ocho mil 450 armas que se tienen aseguradas, poco más de 70 por ciento son armas largas y el resto son cortas. De las 447 aseguradas en el último año, 325 eran largas y 122 son cortas.
La clasificación hecha en cuanto a las armas largas evidencia que 48.9 por ciento son fusiles de asalto calibre 7.62 por 39, como los que utilizan las AK-47 conocidas como Cuerno de Chivo, mientras que 22.8 por ciento son armas de calibre .223, que corresponden a los rifles semiautomáticos AR-15.
El tercer tipo de arma larga más frecuente del arsenal del narcotráfico son las que utilizan el calibre 5.56, munición oficial de los ejércitos pertenecientes a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y ahí se ubican armas de combate como los fusiles G3.
En cuanto a las armas cortas aseguradas al crimen organizado, la mayoría son de grueso calibre, sobre todo .38 y 9 milímetros, que son de uso reservado de las fuerzas armadas.
En el informe, la PGR también reveló que se aseguraron al crimen organizado 154 granadas en el último año; 79 por ciento de ellas son calibre 40, utilizadas como munición para los lanzagranadas. Le siguen las de fragmentación, las artesanales e incluso se han encontrado minas.