Eso por un lado. Por el lado del desprestigio y señalamiento moral, se reprueba que el Instituto Electoral del Estado (IEE) no haya tenido los arrestos ni los tamaños que exigió su compromiso como para detener la lucha de lodo, de principio a fin, en que se enfrascaron Tony Gali y Enrique Agüera pero también los candidatos de otros municipios y distritos. En un gesto de vergüenza, si los consejeros electorales fueran honestos, dimitirían a sus cargos porque francamente no pudieron con el paquete. Lo que es mucho pedir.
Armando Guerrero Ramírez, Olga Lazcano Ponce, Gustavo Garmendia Domínguez, Fidencio Aguilar Viquez, José Luis Martínez López, Paul Monterrosas Román, Dalhel Lara Gómez, Guadalupe Esquitín Lastiri y Víctor Cánovas Moreno además de demostrar su ineptitud y falta de independencia organizativa, en su rol de consejeros electorales, se convirtieron en el hazmereír de los partidos, candidatos y de los críticos. Poquísimos son los que creen en su autonomía e imparcialidad.
Vea si no. ¿Usted cree que Agüera y Gali han gastado menos de 1.7 millones de pesos en sus campañas? Yo no. ¿Cuánto cree o supone que hayan gastado al momento estos dos angelitos? Cualquier cantidad cercana a los 150 millones, menos el 1.7 que fijo el IEE; y si echamos un vistazo al interior del estado, comprobaremos que la historia fue la misma especialmente con los candidatos de “Puebla Unida”.
¿Qué caso tuvo que los consejeros electorales aprobaran topes de 250 mil pesos para ayuntamientos como Cholula y Amozoc y de menos de 1 millón para los candidatos a diputados locales cuando nadie los respetó? Y lo peor, que el mismo IEE se esté haciendo de la vista gorda. A estas alturas Gali y Agüera tendrían que ser sustituidos por sus partidos si los consejeros hicieran valer la ley en los topes de campaña, y quién sabe cuántos otros del interior, seguramente muchos.
La realidad no se pudo ocultar, es evidente en las calles, en la televisión, en el cine, en la radio, en los periódicos, en los espectaculares y en las regalías. La elección del 7 de julio se ganará a billetazos. ¿Quién lo tiene y quién no? ¿Quién le invirtió y quién se abstuvo de hacerlo? He ahí el dilema. La observación como método de investigación lo resuelve fácilmente.