Antes de ser reclutado por ‘Los Zetas’, ‘El Bukanas’ se dedicaba a la albañilería. En ocasiones era contratado en su propia comunidad, San José Cuyachapa, perteneciente al municipio Esperanza y en otras, viajaba a las poblaciones aledañas e incluso a Veracruz en donde tenía familiares que lo ayudaban a encontrar un trabajo.
No tuvo la oportunidad de estudiar una carrera universitaria. De niño soñaba con radicar en la capital junto con su mamá, para darle una vida mejor. Eso no fue posible, ya que según versión de algunas personas que lo llegaron a conocer en medio del tráfico de la gasolina robada, en ocasiones narraba que se vio en la necesidad de participar en algunos asaltos para llevar sustento a la casa.
Uno de sus primos, detenido en el megaoperativo que emprendieron autoridades federales y locales el jueves y viernes de la semana pasada, lo inició en el negocio de los secuestros, extorsiones y posteriormente vieron la oportunidad de crecer ordeñando el poliducto Minatitlán-México que cruza en los municipios que conforman el Tríangulo Rojo.
Antes, ‘El Bukanas’ fue entrenado en la compra y venta de combustible robado, principalmente a choferes de tráileres que circulaban en la Autopista Puebla-Orizaba, en el punto conocido como ‘Cachimbas’.
El ahora hombre de 40 años que logró fugarse de un megaoperativo la tarde del jueves en el municipio Atzitzintla –tras haber ordenado a torturar y a ejecutar a tres agentes de la Fiscalía de Secuestros y Delitos de Alto Impacto (Fisdai)– es uno de los criminales más buscados por el gobierno de Antonio Gali Fayad.
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Fue en 2007 cuando Saúl decidió dejar atrás su vida de obrero y aceptó trabajar de lleno en la delincuencia organizada. Participó en múltiples ocasiones en asaltos a camiones de transporte de mercancía sobre la Autopista Puebla-Orizaba.
Por su saña en plantear estrategias para delinquir, rápidamente fue reconocido en la banda. En 2016 llegó su oportunidad para liderar al grupo más importante que controlaba las tomas clandestinas en Tepeaca, Quecholac, Acatzingo, Palmar de Bravo, Acajete, Esperanza y recientemente en Amozoc. Su intención era establecerse en la ciudad de Puebla.
Al momento del megaoperativo denominado Encrucijada que se emprendió contra su banda, ‘El Bukanas’ tenía viviendo en su casa de seguridad a unos 60 jóvenes de entre 18 a 35 años de edad. Le gustaba reclutar a campesinos de comunidades aledañas a Esperanza, a quienes les vendía la idea que podían dejar de ser pobres si formaban parte de su ‘equipo’, dedicado a los secuestros, extorsiones y a traficar con la gasolina robada. Su principal centro de operación, en donde tenía un mayor control de los ductos de Pemex era en Palmar de Bravo, en donde según información oficial, se cuadruplicó el número de ordeñas.