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Durante sus más de 24 años al frente del sindicato magisterial, Elba Esther Gordillo se adueñó del sistema educativo en México no sólo con la complacencia de los presidentes emanados de Acción Nacional, sino con el beneplácito de los gobernadores, mayoritariamente priistas, que fácilmente cedían a sus chantajes. Incluido también, claro, el delegado Fernando Moreno Peña quien hoy despotrica en su contra pero que en sus días de poder en Colima le concedió el oro y el moro a la Sección 6. No fue el único: el esquema de descentralización en los tiempos de Salinas culminó en una doble negociación salarial. Por una parte, las condiciones generales de trabajo y el aumento al salario pactado por la Federación con el Comité Nacional del SNTE. Por el otro, las negociaciones particulares en cada estado basado en pliegos petitorios absurdos por abusivos, como bonos por el Día del Maestro, y claro, los jugosos aguinaldos.
Eran los días en los que todo mundo quería quedar bien con Elba Esther Gordillo: granjearse su apoyo, llenarle la panza a los líderes locales, aprobar más y más comisionados, utilizarlos como operadores electorales. Pero no hay nadie inocente: los gobernadores del PRI, del PAN, del PRD. Todos le siguieron el juego. Tan jugoso fue el negocio que, tras su expulsión del tricolor en 2003, se decidió a crear su propio partido, Nueva Alianza, que se convirtió en un elemento más de chantaje: el brazo legislativo del sindicato magisterial.
Elba Esther Gordillo, nadie puede dudarlo, enriqueció a los maestros de México. Empezando por ella misma, pasando por los líderes de las secciones y sus estructuras sindicales, y culminando con los maestros de a pie que vieron mejorados sus ingresos modestos. Gracias a “La Maestra”, no puede negarse, la docencia se convirtió en una actividad dignamente remunerada, y gracias a su promedio de ingreso, son la base de la actual clase media.
Por haber enriquecido a los menos y dignificado a los más, Gordillo creyó que podía movilizar en su defensa al millón 200 mil docentes en el país con un movimiento de su mano. El tamaño de su soberbia era del tamaño del enriquecimiento. Soñó “La Maestra” que a su orden podía paralizar el sistema educativo y poner de rodillas al Estado mexicano.
Pero en la realidad algo falló: el SNTE la dejó morir. El Congreso Extraordinario eligió un nuevo dirigente en Juan Díaz de la Torre y sanseacabó. Ninguno de los líderes en las secciones convocó a paro, y tras derramar un par de lágrimas en su memoria, los dirigentes como Emilio Salgado Néstor y Jorge Luis Barrera volvieron a sus asuntos. Un tigre de papel alzado en pies de barro. ¿Por qué le fallaron los cálculos a la exdirigente? ¿Por qué sus maestros no salieron a las calles en su defensa? ¿Y los líderes seccionales se cruzaron de brazos?
Una vez más, y como diría Zeus Muníve, lo que no suena lógico, suena metálico. Antes que la defensa de su lideresa, la estructura sindical se abocó a la defensa de sus intereses económicos. Ahora, gracias a que la PGR congeló las más de 80 cuentas del SNTE y liberó algunas, se descubrió el secreto mejor guardado por las secciones 23 y 51 en Puebla: las cantidades multimillonarias a las que ascienden los fondos de ahorro de compensación a jubilados, así como de ahorro y crédito.
Los angelitos Emilio Salgado Néstor y Jorge Luis Barrera de la Rosa, como antes lo hicieron Cirilo Salas y Eric Lara, manejan recursos superiores a los mil 300 millones de pesos. Sí, leyó bien, mil 300 millones de pesos entre las secciones 23 y 51. Dinero a completa discreción, del que no rinden cuentas a nadie, más que a Elba Esther Gordillo. Los profes poblanos también son ricos. Riquísimos a manos llenas.
El fondo de ahorro de la sección 23 asciende a alrededor de 800 millones de pesos, y el de la 51, a 456 millones. Pero no es la única cantidad: cada sección recibe anualmente9 millones en concepto de cuotas que son descontadas directamente por el patrón, es decir, la Secretaría de Educación Pública, aun sin el consentimiento de los agremiados. Solamente 1 por ciento, pero que en volumen por los 70 mil maestros que hay en Puebla, alcanza los 18 millones al año.
Mil 300 millones de pesos manejados de forma discrecional que se alimentan, además, por el generoso aguinaldo de 90 días que les concedió Melquiades Morales. Por los premios y bonos de cada negociación. Si esa es la fortuna del SNTE en Puebla, ¿a cuánto ascenderá el patrimonio completo del SNTE, y del que Elba Esther disponía para sus cirugías, joyas, bolsas, viajes, obras de arte y casas?
En el SNTE no hay nadie inocente, como tampoco lo hay entre los gobernadores y exgobernadores que le vendieron el alma a Elba Esther: nadie tiene dedo flamígero para señalar. Entre todos crearon a un monstruo de mil cabezas lleno de corrupción y que culminó en un enriquecimiento para Gordillo, en fortunas laterales para los líderes seccionales, y en una educación paupérrima que nos tiene hundidos como país.