La Procuraduría General de la República (PGR) sospecha que el gas que presuntamente invadió el sótano de la torre B2 del complejo administrativo de Pemex comenzó a filtrarse o generarse desde hace meses sin que nadie se diera cuenta, lo que convirtió a ese sitio en una “bomba de tiempo”.
Y es que el sótano, según declaraciones recabadas por la misma PGR, llevaba al menos siete meses sin ser verificado, pues el último mantenimiento que se le había dado a los pilotes ocurrió el verano pasado.
La presencia de dicho gas, cuyo origen aún se indaga, combinado con el hecho de que el inmueble no estaba preparado para una contingencia de ese tipo, y el peso de los archivos que se encontraban en la planta baja y primer piso, se combinaron para generar la trampa que costó la vida a 37 personas.
En un recorrido por la zona del desastre, el subprocurador de Control Regional, Procedimientos y Amparo de la PGR, Alfredo Castillo, sostuvo que incluso no hacía falta que el gas, presumiblemente metano o natural, se concentrará en una cantidad “significativa” para que se generara el daño que se propició.
“Ni siquiera estamos hablando de una gran concentración de gas; se puede dar una filtración de manera paulatina por meses, ésta se puede ir concentrando en la zona de pilotes. Además, podemos hablar de un gas que no huele y que después con un corto circuito o con una pequeña llama es lo que detona, la fuerza del impacto se da porque busca zonas de salida”, dijo.
Lo que se encuentra bajo investigación, explicó el funcionario, es el origen del gas.
La procuraduría cree que pudo ser por una fisura o porosidad en las instalaciones de la estación Búfalo, donde hay calderas y calentadores de agua, y que el gas se filtró por un túnel subterráneo o algún ducto.
También se analiza si el gas metano se produjo por la concentración inusual de residuos orgánicos en el subsuelo, o incluso aguas negras.
El subprocurador describió que al momento de surgir la “chispa” o “corto circuito” que desató la explosión, se produjo una falla estructural en el techo del sótano que no estaba diseñado para resistir un golpe así. Posteriormente vino el derrumbe que le costó la vida a la mayoría de los trabajadores.
“La pequeña explosión genera salida, y el peso de los archivos y la falla estructural del edificio genera la caída de dos pisos y, en los demás niveles, vidrios rotos”.
Autoridades de la procuraduría informaron que en los próximos días se continuará con la toma de declaraciones a los trabajadores lesionados. Además se ha solicitado a Pemex las bitácoras de mantenimiento del complejo y los contratos relacionados.
Reconstrucción, paso a paso
El subprocurador Alfredo Castillo explicó que una vez que concluyan los peritajes en estructuras, química, criminalística, incendios, entre otros, se realizará el de mecánica de lesiones, con el cual estarán en posibilidades de reconstruir paso a paso lo sucedido el 31 de enero. Estimó que será de cinco a diez días cuando podrán dar a conocer conclusiones más sólidas sobre las causas del siniestro y las responsabilidades que se pudieran fincar.
El procurador Jesús Murillo Karam reconoció el lunes que se indaga si existió negligencia de trabajadores de la paraestatal o de la compañía responsable del mantenimiento.
Realizan inventario
Autoridades federales indicaron que por instrucciones del Ministerio Público federal, se comenzó a realizar ayer un inventario de los muebles y documentos que se han estado rescatando en la zona afectada. La información se integrará a la averiguación previa.