Caso Cacho e imposición de Zavala, los errores de Marín
Asegura Enrique Doger Guerrero, al hacer un recuento del sexenio marinista y su relación con el jefe del grupo
El exalcalde capitalino, ahora con postura moderada, simplemente se negó a
renunciar a cantar victoria y a hacer mofa del gobernador, con quien protagonizó grandes diferencias desde la campaña electoral del 2004
Selene Ríos Andraca
El gran rival del sexenio no tiene calificativos para despedir a Mario Marín Torres. Enrique Doger Guerrero, la piedra en el zapato marinista, simplemente se negó a renunciar a cantar victoria y a hacer mofa del gobernador, con quien protagonizó grandes diferencias desde la campaña electoral que desplegaron juntos en 2004.
Irónicamente, reconoce que en lo único que tuvo razón el mandatario saliente fue en vetar a Alberto Ventosa, quien fuera su coordinador de asesores en el Ayuntamiento y cuya amistad terminó súbitamente sin que se revelaran los pormenores de la confrontación.
El exalcalde capitalino, ahora con postura moderada, mantiene el dedo en el reglón señalando que los dos graves errores que definirán históricamente el gobierno de Mario Marín son: la detención y violación de los derechos humanos de la periodista Lydia Cacho Ribeiro y la imposición de Javier López Zavala como candidato al gobierno del estado.
A la distancia, Enrique Doger narra los primeros conflictos políticos que vivió con Mario Marín desde la campaña; su postura crítica ante el escándalo de Lydia Cacho; las amenazas por la aprobación de su cuenta pública y los bloqueos que sufrió en su gobierno de parte de la administración estatal y para conseguir la candidatura a Casa Puebla.
A seis meses de la muerte política de Javier López Zavala, Enrique Doger considera que tal vez el tricolor hubiera ganado las elecciones del pasado 4 de julio si el delfín marinista se hubiera mudado a Chiapas durante la campaña a aprender a tocar la marimba.
“A lo mejor teníamos que haber mandado a Zavala a Chiapas a aprender a tocar la marimba y regresar el 3 de julio, y en una de esas gana… y todavía el día de la elección nos engañan diciendo que vamos 8 puntos arriba. ¡El autoengaño! Los columnistas y la prensa local eran el cuarto sector del PRI”.
Selene Ríos Andraca (SRA): ¿En qué momento pierde las esperanzas de no tener la candidatura a la gubernatura?
Enrique Doger Guerrero (EDG): Desde el principio supe que era una competencia desigual, no solo para mí, sino para el resto de los precandidatos. Claro que Marín haría todo lo posible para imponer a su candidato, su alumno, hijo político, su creación, y yo te diría, para decirlo de la manera más objetiva, creo que fue uno de los momentos más delicados del sexenio. La imposición de Zavala y el escándalo Cacho marcaron el sexenio. Todo fue armado para tener un candidato a modo; primero lo hicieron secretario de Gobernación, luego promotor del voto, lo quisieron meter al Congreso y les falló el cálculo; después lo ponen en Sedesol, donde gastó millones y millones de pesos para posicionarse y, aun así, no crecía. Ese fue el primer aviso. Ahora, Zavala es un buen hombre, pero no le daba para crecer. Hace un año su cumpleaños era un asunto universal y este año ni siquiera lo felicitaron. El año pasado lo celebraron el día del informe del gobernador. Aún pensaba que a nivel nacional el PRI pugnaría por un candidato competitivo, porque se venía una elección competida.
SRA: ¿Le ofrecieron la candidatura a la alcaldía capitalina a cambio de desistir por la candidatura al gobierno?
EDG: No, hubo muchas especulaciones. También dijeron que me iría del PRI. Yo permanecí en el PRI y cuando se consumó la imposición de Zavala hubo diálogo con Zavala y llegamos a acuerdos, y entre estos estaba que yo fuera diputado plurinominal. Se mencionó la posibilidad de ser el candidato a la alcaldía, se mencionó, pero no se concretó nunca.
SRA: ¿Considera que la imposición de Zavala fue de los peores errores de Marín?
EDG: Uno de los peores en términos políticos, porque hubo un exceso de soberbia y de confianza, que la fuerza del marinismo bastaba para ganar y arrastró al PRI a su peor derrota, no obstante que teníamos las condiciones para ganar: un presidente panista desgastado, crisis en el gobierno federal por la inseguridad, una amplia ventaja del PRI. Pero se calcularon mal las cosas, se manipularon las encuestas, los medios de comunicación dijeron que Zavala era “inalcanzable”, pero inalcanzable para el hoyo. Es la primera vez que se pierden 30 puntos en tres meses, diez por mes de campaña. Es insólito. A lo mejor teníamos que haber mandado a Zavala a Chiapas a aprender a tocar la marimba y regresar el 3 de julio, y en una de esas gana… y todavía el día de la elección, nos engañan diciendo que vamos 8 puntos arriba. ¡El autoengaño! Los columnistas y la prensa local eran el cuarto sector del PRI.
SRA: Uno de los momentos en que se evidenció el divorcio Marín-Doger fue su postura crítica en el escándalo de la periodista Lydia Cacho…
EDG: No hubo divorcio porque nunca estuvimos casados… Más bien se ahondaron las diferencias. Hoy a la distancia puedo decir que teníamos distintas formas de entender la política y el gobierno… ¿Quién tenía la razón? No lo sé… Algunos de sus funcionarios me decían que me dedicara a hacer las cosas pequeñas del gobierno, como el bacheo y arreglar el alumbrado, esas cosas, pero me negué, hice grandes obras que hasta la fecha funcionan.
SRA: Su crítica al caso Cacho…
EDG: El caso Cacho será sin duda uno de los elementos que marcará el gobierno de Marín para bien y para mal, fue un escándalo de proporciones nacionales e internacionales que le costaron al gobernador tres años de su atención, entre las investigaciones por parte de la Suprema Corte, la PGR, la andanada mediática, las críticas sociales. Yo era presidente municipal en ese momento y fue terrible. ¡Terrible! Porque éramos los preciosos en todos lados, porque la prensa estaba pendiente, y yo pedí que se investigara, y si después había alguna responsabilidad, se castigara. El escándalo fue detonado por las famosas conversaciones, que si fue su voz, si no fue su voz, y la frase que quedó para la posteridad: “Mi góber precioso”, y la respuesta: “¡Mi héroe, chingá!”.
SRA: En 2006 comienzan las amenazas de parte de Javier López Zavala por la aprobación de la primera cuenta pública del Ayuntamiento, hasta aseguró que existía una serie de irregularidades en su ejercicio.
EDG: Yo no iba a aceptar amenazas de parte de nadie, y finalmente mis cuentas públicas fueron aprobadas, pero me las hicieron cansadas, cansadas. Me pidieron cualquier cantidad de documentos, pruebas, cosas, vaya, por poco hasta la fe de bautismo… porque me pedían cosas absurdas.
SRA: ¿En qué momento comienzan los conflictos entre ustedes?
EDG: Mario Marín declara en una entrevista de radio: “Si por mí fuera el candidato a la Presidencia Municipal hubiera sido otro”, y hablaba de Montero, Meneses y de Zavala, pero ya siendo los dos candidatos; no estábamos en el preámbulo, y recuerdo que lo comenté con él en una reunión de evaluación de la campaña, le dije: “Candidato, eso no me ayuda en la campaña”, y recuerdo que su respuesta fue: “Lo volvería a decir. Realmente si por mí fuera sería mi gente, pero soy tan demócrata que eres tú”.
SRA: ¿Se ha arrepentido en algún momento de haber dejado la UAP para incursionar en la política?
EDG: No, para nada. Solo demostré que podía ganar. Ya en el gobierno, pues, también hubo tensiones, y sin embargo hicimos más obra pública que los gobiernos anteriores, en monto, en cantidad y en hechos. Ningún gobierno había construido once puentes en la ciudad, a pesar de contar con muy poco apoyo del gobierno del estado e, incluso, a veces bloqueos.
SRA: ¿Qué incidencia tuvo Mario Marín en la conformación del gabinete del Ayuntamiento?
EDG: El gobernador me hizo algunas sugerencias que yo acepté, como el secretario de Seguridad Pública, Humberto Vázquez; el secretario de Gobernación, Omar Álvarez Arronte, y para el director de Participación Ciudadana y otros nombramientos. Pero reconozco que el Cabildo y yo nombramos a los personajes claves, como el secretario general, Ignacio Mier, que tampoco era bien visto por los marinistas.
SRA: Tampoco querían a Beto Ventosa…
EDG: Bueno, Beto Ventosa es una página negra en mi vida…
SRA: No diga eso…
EDG: Eso es en lo único que tenían razón en el gobierno del estado: en no quererlo.
SRA: En 2007 una de las primeras noticias de ese año fue la acusación de Álvarez Arronte sobre el lavado de dinero de su parte y de Beto Ventosa…
EDG: Fue un escándalo orquestado. Omar Álvarez tiró a matar sin ninguna prueba, y hasta la fecha no las presenta. Pedí que se probara, pero todo fue una vil calumnia, por eso no lo pudo probar.
SRA: ¿Marín estuvo detrás de las acusaciones de Álvarez Arronte?
EDG: En ese y en otros. Las campañas que me enderezaba Intolerancia estuvieron orquestadas. Me lincharon por entregar un puente al 90 por ciento, mientras que de los retrasos en el Periférico y en otras obras del gobierno marinista no dijeron nada, y en cambio de mí: “¡Qué poca madre, Doger dejó un puente sin pintar!”, y también me lincharon en radio y televisión.
SRA: Usted fue criticado por la línea editorial de CAMBIO…
EDG: Y ahí también fue por Beto Ventosa, que es el dueño o fue, no lo sé.
SRA: Lo culparon todo el sexenio sobre las publicaciones del periódico.
EDG: Porque el dueño era Ventosa y era mi jefe de asesores…
SRA: ¿Fue su cruz el periódico?
EDG: Ventosa fue mi cruz. Y el periódico un poco, porque hasta la fecha hay políticas que no hay poder humano que lesquite de la cabeza que yo no tengo nada que hacer. Ya me cansé de aclararle que yo no soy dueño ni periodista…
¿En qué momento pierde las esperanzas de no tener la candidatura a la gubernatura?
Desde el principio supe que era una competencia desigual, no sólo para mí, sino para el resto de los precandidatos. Claro que Marín haría todo lo posible para imponer a su candidato, su alumno, hijo político, su creación, y yo te diría, para decirlo de la manera más objetiva, creo que fue uno de los momentos más delicados del sexenio
¿Considera que la imposición de Zavala fue de los peores errores de Marín?
Uno de los peores en términos políticos, porque hubo un exceso de soberbia y de confianza, que la fuerza del marinismo bastaba para ganar y arrastró al PRI a su peor derrota
¿Su crítica al caso Cacho?
El caso Cacho será sin duda uno de los elementos que marcará el gobierno de Marín para bien y para mal, fue un escándalo de proporciones nacionales e internacionales que le costaron al gobernador tres años de su atención, entre las investigaciones por parte de la Suprema Corte, la PGR, la andanada mediática, las críticas sociales
¿Qué incidencia tuvo Mario Marín en la conformación del gabinete del Ayuntamiento?
El gobernador me hizo algunas sugerencias que yo acepté, como el secretario de Seguridad Pública, Humberto Vázquez; el secretario de Gobernación, Omar Álvarez Arronte, y para el director de Participación Ciudadana y otros nombramientos
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